La emprendedora que comenzó como empleada doméstica y creó una exitosa empresa de servicios de limpieza

18 de abril de 2024

La emprendedora que comenzó como empleada doméstica y creó una exitosa empresa de servicios de limpieza

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En el año 1992, una joven cansada de la rutina y totalmente dispuesta a lograr sus sueños, decidió emigrar a Israel en busca de oportunidades. Luego de años de trabajo como empleada doméstica en Israel, y tras haber dado a luz a su único hijo, por cuestiones de la vida quedó atrapada en Rumania y su esposo la abandonó. Teniendo que comenzar prácticamente desde cero en un nuevo país, trabajó arduamente hasta que se le presentó la oportunidad de iniciar su propia empresa. Hoy en día, su empresa genera empleo para 10 personas, factura más de $90 mil dólares al año y es reconocida por la gran calidad de sus servicios… ¿Cómo lo logró?

La historia de Alexandra Rentería, fundadora de Alexcor Stiven Activ SRL

La protagonista de esta historia es Alexandra Rentería, quien nació el 11 de junio de 1969 en Palmira, una ciudad ubicada en el Valle del Cauca, Colombia.

Alexandra es la segunda hija de una madre humilde y trabajadora que sacó adelante a su familia lavando, planchando y limpiando casas.

Mientras cursaba sus estudios de secundaria, la pequeña Alexandra realizó paralelamente un bachillerato con énfasis en auxiliar de contabilidad, el cual le ayudaría mucho en el inicio de su futuro negocio.

Su talento como emprendedora comenzó a aflorar desde temprana edad. Siempre fue una chica muy trabajadora y le encantaba poder ganar su propio dinero ofreciendo servicios de limpieza de jardines a sus vecinos, ayudando a su madre en el trabajo y hasta vendiendo sus propios juguetes a otras niñas.

Tras graduarse del bachillerato, tuvo diversos empleos, pero se sentía estancada. Sentía que quedándose en su tierra natal no iba a lograr sus más anhelados sueños. Ella quería viajar, hacer negocios y ayudar a otras personas.

Emigrando en busca de oportunidades

Un día de 1992, cansada de la rutina y llena de determinación, decidió que era el momento de emigrar a otro país.

Ella había escuchado de Israel, pues una compañera de trabajo se encontraba allá y le estaba yendo bien.

“Con mucho esfuerzo, sacrificios e hipotecando un terreno familiar, compré mi tiquete y viajé a Israel con solo $100 dólares en billetes de $10. Estando allá, comencé a buscar empleo, pero el idioma era mi gran impedimento.” -Contó Alexandra en una entrevista.

Mientras trataba de conseguir un buen empleo, conoció a un señor que también había emigrado en busca de oportunidades. Él le propuso salir juntos y le dijo unas palabras que la marcarían y harían la diferencia:

“Debemos salir a buscar trabajo, porque en casa nunca encontraremos.” -Fueron sus palabras.

Totalmente decididos a encontrar las oportunidades que estaban buscando, salieron los dos acompañados de dos diccionarios, uno de inglés y uno de español, para afrontar así las dificultades del idioma.

Luego de varios días, Alexandra por fin pudo conseguir un trabajo como empleada doméstica interna en una casa de familia. Allí trabajó durante 4 años, en los cuales fue aprendiendo el idioma del país. Paralelamente, trabajaba por horas en sus días libres para ganar algo de dinero extra. De esta forma, logró pagar su hipoteca, ayudar a su familia y conocer casi todo Israel por medio tours que ofrecían agencias y personas locales.

En 1998, conoció a un rumano que se convertiría en su esposo y padre de su hijo. Ella quedó embarazada en el año 2000. Al año siguiente nacería su hijo, a quien llamarían Stiven Daniel.

Tras el nacimiento de Stiven, Alexandra comenzó a ofrecer servicios cuidando niños de familias latinas, porque así podía generar ingresos y a la misma vez cuidar de su propio hijo.

En ese entonces, se desataron los enfrentamientos entre israelíes y palestinos, situación que la asustó mucho, así que tomó la decisión de emigrar a España, pero no sin antes pasar por Rumania para resolver los documentos del padre de su hijo. Viajaron a Rumania en enero del 2002, dejando atrás todas sus amistades y la vida que habían construido en Israel.

Iniciando una nueva vida en un nuevo país

“Estuvimos en Rumania algunos meses en los que nos casamos y el que era mi esposo resolvió sus documentos. Cuando quisimos viajar a España, para mi sorpresa me fue negada la visa dos veces por falta de solvencia económica y porque entonces España le cerró las puertas a los colombianos por el problema del narcotráfico… Yo muy asustada porque en tantos años siempre había escuchado que Rumania era un país muy pobre y la gente moría de hambre, entonces decidimos que mi esposo se fuera y yo quedarme con mi hijo mientras resolvíamos la situación.” -Relató Alexandra.

Así transcurrieron 3 años en los que Alexandra sufrió mucho por el cambio de ambiente y amistades. Además, en ese lapso de tiempo su esposo comenzó a cambiar y alejarse de ella. Luego Alexandra se enteraría de que su esposo se encontró en España a otra mujer de Rumania y empezó a salir con ella.

Un día, su esposo se comunicó telefónicamente con ella expresándole que quería el divorcio y la custodia del niño.

“Por supuesto que yo no iba a renunciar a mi único hijo, así que luché con uñas y dientes, hasta que logré ganar la custodia.” -Contó Alexandra.

Luego del divorcio, Alexandra se fue a vivir a un cuarto alquilado y tuvo diversos empleos, entre ellos, en un restaurante, en una empresa de películas, etc. Eventualmente, por fin pudo conseguir empleo con una familia israelí con la que trabajó casi 10 años. A la par, trabajaba ofreciendo servicios de limpieza en apartamentos.

Aventurándose a iniciar su propia empresa

En el 2013, se le presentó su gran oportunidad en medio de un suceso lamentable. Una amiga suya, Corina Banesso, cuya madre había fallecido recientemente, heredó casa y dinero, y no sabía qué hacer con ese capital. Decía que quería invertir, así que le propuso a Alexandra que iniciaran un negocio juntas.

Al comienzo, Alexandra fue un poco escéptica porque consideraba que su amiga era una persona muy inestable, hasta que un día ella le preguntó:

“Si tuvieras dinero, ¿Qué negocio pondrías?”

Alexandra le respondió con total convicción que iniciaría una empresa de limpieza. Entonces su amiga le dijo:

“Ok, ¡abrámosla!”

Después de titubear y pensarlo un poco, Alexandra le dio su aprobación y se aventuraron a emprender el negocio.

Ambas acordaron que Corina pondría el capital y Alexandra se encargaría del resto. Así nació la empresa Alexcor Stiven Activ SRL. El nombre lo definió Alexandra de la siguiente forma: Alex, de su nombre; Cor, del nombre de su amiga; y Stiven, del nombre de su hijo.

“Empecé con mi primer contrato, que eran unas escaleras. El servicio incluía los productos de limpieza, los cuales cargaba en un bolso de espalda. Poco a poco me di a conocer por mi trabajo personalizado, ocupándome yo sola de todos los contratos para poder tener un sueldo y controlar gastos. No había dinero para contratar empleados. A medida que fueron creciendo los contratos, fuimos ampliando las zonas de cobertura.” -Explicó la emprendedora.

Los primeros meses no fueron fáciles. Alexandra sola debía cargar con el peso de gestionar la empresa, atender clientes, preparar los productos y promocionar la empresa; todo a la vez que cuidaba de su hijo. Su socia no se implicaba mucho ni hacía el intento por aprender.

Los retos en el camino de una emprendedora

Un día, en el año 2018, su socia renunció a la sociedad por problemas personales, quedando Alexandra como la única dueña de la empresa. Según Alexandra, esto fue positivo para ella, porque si bien su amiga fue la de la iniciativa y el capital, realmente nunca se comprometió ni tampoco colaboraba con las actividades de la empresa. Por el contrario, su hijo, desde su corta edad, si se implicó de muchas formas, ayudándole cuando no se sentía bien para trabajar o le faltaba apoyo para llevar los productos de limpieza.

“Siempre he hecho mi trabajo con amor y dedicación, lo cual se fue reflejando en los resultados conseguidos hasta ahora. Empezamos a emplear poco a poco y a expandirnos. Siempre he estado muy implicada en todos los aspectos de la empresa. Con el paso del tiempo, fui adaptándome a los avances tecnológicos. También aproveché que mi nivel económico fue mejorando para viajar, porque es una de mis pasiones, como lo es bailar y el cine. Además, estoy comprometida con darle a mi hijo educación, inculcarle la importancia de estudiar y de ser positivo.” -Afirma Alexandra.

La emprendedora destaca que durante la pandemia no se vieron afectados. La empresa no tuvo pérdidas, al contrario, los contratos se mantuvieron sin afectar la parte financiera, motivo que los ayudó a no tener que despedir a ningún empleado. Incluso, al terminar la pandemia pudieron invertir en un vehículo para repartir los productos de limpieza y atender con mayor eficiencia a los clientes.

En cuanto a estrategias de marketing, asegura que lo que mejor le ha funcionado es la seriedad y calidad con la que hacen el trabajo, pero también se promocionan en redes sociales, con su propia página web, con tarjetas de visita y a través de las recomendaciones por parte de clientes satisfechos. Su logotipo, un diseño elaborado por un diseñador peruano, es la propia figura de Alexandra representada con el maletín en la espalda, tal como empezó, reflejando así todo el esfuerzo y compromiso que ha tenido desde sus inicios.

“En el momento actual, me siento orgullosa de poder haber salido adelante prácticamente sola, con ayuda de mi hijo, y personas amigas más allegadas. La voluntad, la fe en Dios, responsabilidad y transparencia me han ayudado a sacar la empresa adelante. Facturamos unos $90 mil dólares al año y somos 10 trabajadores, después de ser solo mi hijo y yo. Mi hijo se graduó en Administración y ahora hace su maestría en Administración de Proyectos, aparte de que me ayuda en la parte financiera y está abriendo una segunda empresa siguiendo mis pasos. Estoy muy orgullosa por él.” -Agrega Alexandra.
La emprendedora que comenzó como empleada doméstica y creó una exitosa empresa de servicios de limpieza

Lecciones de emprendimiento que podemos aprender de Alexandra Rentería

¿Qué lecciones podemos aprender de este caso de emprendimiento? A continuación, te compartimos algunas de ellas:

  1. Sal de tu zona de confort: La aventura de Alexandra comenzó en el momento en que decidió salir de su zona de confort para perseguir sus sueños. Ella se sentía estancada, por lo que se atrevió a hacer grandes sacrificios que le permitieran salir adelante. Los cambios no son fáciles, pero son necesarios para crecer.

  2. Busca las oportunidades: Las palabras que recibió Alexandra de su amigo fueron un golpe de realidad para ella. Las oportunidades no iban a llegar a buscarla, era ella la que tenía que salir a encontrarlas. Muchas personas se quejan de la falta de oportunidades mientras pasan horas frente a un televisor. Las oportunidades hay que buscarlas y prepararnos adecuadamente para aprovecharlas.

  3. Elige bien a tus socios: Aunque al final las cosas salieron bien para Alexandra, sin duda su socia terminó convirtiéndose en una carga para ella. Cuando inicies un negocio, asegúrate de elegir bien a tus socios. Evita a aquellas personas con falta de actitud y compromiso. Hay socios cuyos intereses personales siempre van a estar por encima de los intereses del negocio, y eso será un enorme problema para ti.

  4. El mejor marketing es ofrecer un servicio de calidad: En el sector de la limpieza es crucial ofrecer un servicio de calidad y confiable, y eso lo sabía perfectamente Alexandra, pues trabajó por muchos años ofreciendo este tipo de servicios. Ella se enfocó en hacer muy bien su trabajo y eso le ha permitido generar clientes recurrentes a través del voz a voz. Cuando ofreces un buen servicio, tus clientes se convierten en tu mejor canal de marketing.

  5. Reinvierte para crecer: A medida que el negocio ha ido creciendo, Alexandra se ha asegurado de reinvertir en herramientas y personal para expandirse y ofrecer un mejor servicio. Los conocimientos en contabilidad que adquirió en su juventud la han ayudado a administrar de forma eficiente el dinero en su empresa, permitiéndole crecer de forma sostenible. Si no administras bien el dinero de tu negocio o te gastas todas las utilidades mes a mes, nunca vas a crecer.

Así concluimos la inspiradora historia de Alexandra Rentería, una emprendedora que, pese a los múltiples obstáculos que enfrentó en su camino, nunca perdió las ganas de luchar por sus sueños hasta que finalmente se le presentó la gran oportunidad que necesitaba para salir adelante y generar oportunidades para otras personas, convirtiéndose así en un ejemplo de esfuerzo y superación. En sus propias palabras:

“Lo más satisfactorio de emprender es poder disponer de tu tiempo como tú lo desees, mejorar tu capacidad de socializar y entender las dos partes de un negocio, una como empleador y la otra como empleado. También es satisfactorio que tu capacidad económica mejora y esto te ayuda a ser más independiente para poder invertir en otros proyectos. Trata de que el negocio que emprendas sea algo que te guste, que seas bueno en ello para que luches con seguridad y constancia.”

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