Como emprendedora y formadora de emprendedores, creo que le hemos hecho un mal a los emprendedores cuando les decimos que deben pensar en ideas de negocios que sean únicas, revolucionarias, creativas, innovadoras y que hay una serie de herramientas que ayudan a la generación de ideas, etc. Honestamente, hace mucho tiempo que tuve mis dudas acerca de esta práctica, no solo con emprendedores, sino también en talleres con empresas ya consolidadas.
Puede ser que, para algunos, este artículo les resulte controvertido, pero quiero explicar por qué mi argumento de que lo peor que le hemos podido enseñar a los emprendedores es pensar en ideas de negocios. Quiero hacer referencia a algunos grandes empresarios que crearon empresas que cambiaron el mundo y quienes no tuvieron que pensar en ideas de negocio; su filosofía de creación de empresa la centraron en soluciones prácticas a los problemas cotidianos de las personas. Si yo digo George Westinghouse, quizás pocos sepan quién es, pero si tienes energía eléctrica en tu casa, gas domiciliario y los frenos de aire, probablemente esto te suene más. Y si digo General Motors, sabes que es una de las grandes empresas del mundo. Y así te podría nombrar una lista larga de empresarios con esta filosofía de soluciones prácticas a problemas comunes.
Es interesante porque, cuando hablamos de la palabra "idea" y su evolución, encontramos que evolucionó para describir conceptos y representaciones mentales en general y dar forma a figuras abstractas o conceptos que se le pueden ocurrir a una persona. Pero, en emprendimiento, tener una idea no implica encontrar una solución; por eso, muchos de los emprendedores se quedan pensando en la idea del millón de dólares, en la idea que revoluciona el mundo, idealizando a famosos emprendedores tecnológicos. Pero la verdad es que estos son excepciones; la mayoría de las empresas fracasan por desconocimiento del mercado, como lo mostraré a continuación. Vemos que grandes empresarios que impactaron el mundo les bastó con analizar los problemas, pequeños y cotidianos, de las personas para crear soluciones que fueron grandes, escalables y por ende, el mercado encontró valor. Esto se llama innovación.
Entonces, muchos dirán: si pensar en ideas de negocios no es el camino, ¿Por dónde podemos empezar? Pues bien, más que ideas, pensemos en soluciones. Sí, soluciones creativas, pero de alto impacto. Así que si me dicen: "piensa en una solución", inmediatamente mi cerebro me pregunta, "muy bien, ¿Pero solución a qué problemas?", y aquí es donde viene el proceso.
- Problemas y/o necesidades de mercado: Enamórese, obsesiónese por los problemas de las personas, del mercado, cómo puede solucionarlos de forma más eficiente. No importa cómo; el truco está en generar mayor percepción de valor en sus clientes potenciales que su competencia.
- Oportunidades: Sí, los negocios también vienen de aprovechar oportunidades que el mercado presenta. Puede ser que usted pueda importar o exportar un producto donde lo pueda hacer más eficiente, o identifique un cambio en una regulación, y esto le da a usted una oportunidad o ventaja competitiva. Pues, ¡aprovéchela!
- Tendencias y tecnología: ¿Usted es de los que están al día y es curioso por ver cómo las tendencias de mercado de otros países y empresas vienen creciendo? ¿Cree que en su entorno esto llegará, pero que usted puede aprovecharlo y montar una empresa porque sabe que hay una mayor posibilidad de éxito y que está funcionando? Pues bien, adelante, ¡aproveche! Todos conocemos en América Latina a Mercado Libre; ellos vieron eBay y otras empresas que funcionaban bien en Estados Unidos y China, y aprovecharon ese conocimiento y esa tendencia que se veía venir, y pusieron la tecnología al servicio de su empresa.
¿Ideas de Negocios? ¿O Soluciones de Alto Impacto?
Ahora, los invito a que analicemos los siguientes números y reflexionemos, ¿Ideas de Negocios? ¿O Soluciones de Alto Impacto?
De acuerdo con un análisis publicado por Confecámaras, en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), más de la mitad de las empresas nuevas fracasan en sus primeros cinco años de vida. Solo en el primer año, desaparecen entre el 20% y 30% de ellas, y desde entonces, el índice aumenta un 10% cada año hasta completar cinco. Es decir, al quinto año aproximadamente el 60% de las empresas han fracasado. De este porcentaje de fracaso, encontramos que, de acuerdo con un análisis de CBInsights de 101 nuevas empresas, el 42% de las pequeñas empresas fracasan porque no hay necesidad de mercado para sus servicios o productos.
De acuerdo al Genoma Startup, encontraron que las empresas emergentes que pivotan una o dos veces sus modelos de negocios, recaudan 2,5 veces más dinero, tienen un crecimiento de usuarios 3,6 veces mayor y tienen un 52% menos de probabilidades de escalar prematuramente que los startups que pivotan más de 2 veces o no lo hacen en absoluto. Aunque este estudio fue realizado para startups, bien podemos tomarlo como una referencia que nos permita entender el impacto de conocer al cliente a través del estudio de mercado, que nos permita conocer sus problemas, expectativas o tendencias de mercado. Sumado a hacer un pivote mínimo de dos veces, se reduce drásticamente la probabilidad de fracaso, que al quinto año puede llegar al 60%, y que de este fracaso el 42% proviene de la falta de conocimiento del mercado.
Teóricamente, si hacemos la tarea de conocer al cliente y brindar soluciones a sus problemas, necesidades o expectativas, podemos disminuir en aproximadamente un 25% la mortalidad de las empresas. Ahora, si tomamos en cuenta la investigación de Genoma, donde nos indica que aquellos que han pivotado sus modelos de negocio y testeado directamente con los consumidores tienen mayor probabilidad de éxito, disminuimos aún más la probabilidad de fracaso a casi el 16,6%, lo que equivale a teóricamente poder aumentar la probabilidad de éxito al 83%.
Aunque esto es en teoría cruzando resultados de dos investigaciones, no se puede tomar como verdad absoluta. Pero lo cierto es que, si empezamos una empresa obsesionándonos con nuestro mercado, conociendo sus problemas, necesidades, tendencias, etc., construimos un modelo de negocio basando nuestras soluciones que generen un alto impacto en nuestros potenciales clientes y pivoteamos mínimo dos veces nuestra solución y modelo de negocio, y hacemos los ajustes necesarios, el riesgo al fracaso se reduce drásticamente, no solo de fracasar, sino de aumentar ventas, de traer mayor capital de inversión y de tener un sostenimiento a futuro.
Por lo anterior, reafirmo que no necesitamos pensar en ideas de negocios que revolucionen el mundo y sean unicornios. Necesitamos analizar el mercado, conocerlo, ver tendencias, lo que está funcionando, obsesionarnos y a partir de ahí proponer soluciones creativas de alto impacto. Esto es diferente a proponer ideas, que generalmente son abstractas y no siempre corresponden a soluciones a problemas concretos. Por eso muchas empresas están fracasando, y, al final, la innovación no son ideas increíbles; la innovación se resume en entregar mayor valor a su cliente, que este lo perciba y quiera seguir comprando la solución.
Si quieres conocer mas acerca de mi metodología SKAI (Soluciones Kreativas de Alto Impacto que hacen al mundo mejor), te invito a que visites mi web www.jhoanalombana.com y te inscribas en mi newsletter.
¡Un abrazo emprendedor y los espero por mis redes!
Acerca de la autora: Este artículo fue escrito por Leydi Jhoana Lombana. Emprendedora, conferencista y consultora experta en temas de emprendimiento. Especialista en formulación y evaluación de proyectos. Máster en Innovación y Desarrollo Emprendedor.
Creadora del curso "Magos para la innovación y Genios para la Financiación", donde aprenderás cómo trazar y ejecutar una estrategia efectiva para la recaudación de fondos para tu emprendimiento.
Web: www.jhoanalombana.com
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