La historia de Bimbo, la compañía que revolucionó la industria panificadora en América

26 de julio de 2020

La historia de Bimbo, la compañía que revolucionó la industria panificadora en América

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Los orígenes de Bimbo

En 1920, una familia de Ciudad de México decidió independizarse e iniciar su propio negocio de Pastelería. Luego de varios años de aprendizaje, y tras la muy lamentable muerte del patriarca de la familia, uno de sus hijos decide arriesgarse y emprender un proyecto aún más ambicioso guiado por la visión de crear la más grande panificadora de México. Años más tarde, esa panificadora empezaría a expandirse por todo el país, luego por toda Latinoamérica y, finalmente, por todo el planeta. Hoy en día es una de las compañías más importantes del sector alimentario, con presencia en 4 continentes, 33 países y con ventas anuales de más de $15 mil millones de dólares… ¿Cómo lo logró?

El protagonista de esta historia es el grupo empresarial Bimbo, el cual durante muchos años fue dirigido por don Lorenzo Servitje, quien nació el 20 de noviembre de 1918 en Ciudad de México.

Poco después de que terminara la Primera Guerra Mundial, este se dedicó a trabajar con mucho empeño en la pastelería de sus padres, la cual se llamaba “El Molino”, en honor a una famosa confitería de Buenos Aires inaugurada en 1916.

Sus padres eran de origen español y siempre lo incentivaron a él y a su hermano Roberto a ser hombres trabajadores y atentos con los requerimientos de la empresa, por esta razón Lorenzo desarrolló una personalidad bastante metódica a la hora de realizar negocios.

Tras la lamentable y prematura muerte de Juan Servitje, su padre, Lorenzo pasó a dirigir el negocio familiar, dejando sus estudios en contaduría pública en la Universidad Autónoma de México.

Una visión: crear la más grande panificadora de México

Con esta nueva posición, se le ocurre desarrollar planes para el futuro, pues consideraba que, con la nueva relevancia del “pan de caja”, instaurada en el país por Estados Unidos, y por la difícil situación de México en los años de la Segunda Guerra Mundial, crear una panificadora era un excelente negocio, bastante benéfico para el país, que se veía imposibilitado de importar ciertos productos por la tensión internacional; entre esos productos, justamente la maquinaria necesaria para la producción industrializada del pan.

Entonces, el joven forja una alianza con algunos de sus más confiables familiares y amigos, entre quienes estaban Jaime Sorba y Jaime Sendra, sus tíos, José Mata y el ingeniero Alfonso Velasco, quien había fundado la primera panificadora de México, pero que había terminado por quebrar; no obstante, Velasco era uno de los hombres más experimentados como panadero y supervisor del procesamiento del pan, además de ser el más entendido en el funcionamiento de la maquinaria norteamericana, así que era un miembro indispensable para la sociedad que estaba naciendo.

En un principio, pese a todos los talentos y conocimientos de cada miembro, no contaban con el suficiente dinero para adquirir un terreno adecuado para su fábrica, entonces contemplaron la opción de endeudarse para poder empezar. Sin embargo, gracias al matrimonio de Lorenzo con Carmen Montull, el grupo pudo reunir el dinero necesario para adquirir un lote lo suficientemente grande en la colonia Santa María Insurgentes, en Ciudad de México, y todo posible gracias a la confianza del suegro de Lorenzo, el señor Daniel Montull, el cual aportó la suma de $1 millón de pesos mexicanos para completar la inversión inicial.

A partir de ese momento surge la empresa “Panificación Bimbo S.A.”, el 2 de noviembre de 1945, un poco después de concluida la Segunda Guerra Mundial. De esta forma, si el fin de la primera guerra dio paso al nacimiento de Lorenzo, la segunda precedió el surgimiento de su poderosa multinacional alimentaria.

El nombre de la empresa tiene su origen en la expresión con que se denomina a los niños en Italia: los bambinos, siendo el diminutivo “Bimbo”. El icónico y entrañable oso polar del logotipo fue creado por Anita Mata, esposa de uno de los tíos de Lorenzo, la cual inmortalizaría al tierno oso con el pan de caja bajo su brazo como imagen de la compañía, vigente hasta el día de hoy, pero que, debido a una ley del gobierno mexicano creada en marzo del 2020, no va a poder ser utilizada en su país de origen.

Innovación, Marketing y Estrategia

Sin embargo, el camino hacia el éxito comercial no estaría exento de grandes obstáculos: desde la necesidad de rutas de distribución y camiones, hasta lograr cambiar la percepción del público mexicano, que consideraba que el pan de caja no se conservaba muy bien y siempre llegaba en mal estado, perdiendo su frescura.

Para enfrentar estos retos, al equipo se le ocurre una genialidad: reemplazar el cartón parafinado por el papel de celofán, el cual le daba mayor frescura y calidad al pan y le permitía ver a los clientes que lo que compraban estaba en buen estado. Así lograron abrirse campo en la ciudadanía de la capital e iniciaron la venta de sus productos en almacenes y tiendas, contando con 34 trabajadores y 10 camiones de distribución, ofreciendo sus 3 productos base: el pan blanco grande, el pan blanco chico y el pan tostado. Todos estos con texturas y presentaciones que no se veían regularmente en el país.

Para 1955, Bimbo había cosechado sus primeros logros, lo que generó un crecimiento a 700 trabajadores y 140 camiones de distribución, así como una ampliación de su catálogo, ofreciendo el nuevo pan negro, bollos, donas, galletas, tostadas y panquelería, entre otros. Asimismo, ante el promisorio futuro empresarial, el poderoso grupo se lanzó a la conquista de nuevos territorios por fuera de la capital mexicana, llegando a los mercados de Puebla, Guadalajara, Monterrey y Hermosillo, tratando de conquistar el norte del país.

No obstante, surge una dificultad inesperada: el ingeniero Alfonso Velasco decide retirarse de la compañía para iniciar una propia, pues siempre se sintió impulsado a recuperar aquella panificadora fundada por su padre que terminó quebrando.

De esta forma, el ingeniero, que había sido clave dentro del surgimiento y desenvolvimiento de Bimbo, se convierte en la competencia en el norte del país. Esta rivalidad le cobraría ciertas facturas a la compañía de Lorenzo, pero con el paso de los años a Velasco no le quedaría más opción que vender Panificadora Mexicana, su recién fundada compañía, para no caer en bancarrota, lo que hizo que el grupo Bimbo recuperara su dominio y la estabilidad de sus finanzas. Con este nuevo control, el grupo empresarial alcanzaría otro importante logro: la apertura de la planta planificadora más grande de América Latina, y la tercera más grande del planeta, en Azcapotzalco, Ciudad de México.

Para Lorenzo Servitje las claves de todo negocio exitoso son “El trabajo, la austeridad, la inversión continua y asumir riesgos con cálculo”. Con estos principios, que aplicaba a las políticas de todas sus sucursales, y una fama que se había extendido a marcas de su propio grupo, como Gansito, Bombonete, Negrito y Marinela, todas estas tan exitosas como Bimbo, se le ocurre empezar a tener una presencia internacional y a cotizar en la Bolsa de Valores de México, además de poner en marcha dos estrategias que terminarían por convertir a Bimbo en la gran empresa que conocemos hoy en día:

  • Inversión en mercadotecnia: Bimbo contaba con un programa radiofónico en el que, con atractivas frases acompañadas de jingles, publicitaba sus productos, así como también se creaban historietas que tenían como protagonista al encantador osito Bimbo, en distintas situaciones que hacían que las personas se sintieran cada vez más conectadas con el emblema y mascota oficial de la compañía, algo que generaba un sello de identidad frente a su competencia.

  • Adquisición de sucursales en el exterior: El comité ejecutivo tomó la decisión de adquirir importantes corporaciones de otros países. Así, en Guatemala adquirieron Los Sorchantes; en Chile, Lagos del Sur; en México, Pastelerías El Globo, La Corona y Joyco de México; en Colombia, las operaciones de panificación de Lalo; en Estados Unidos, la importantísima George Weston; y en Brasil Plus Vita LTDA, entre otras.

Una de las últimas adquisiciones tiene que ver con la compra de Pan Rico en Beijing, empresa española que operaba en China, lo que amplía el número de continentes en el que hace presencia Bimbo, atreviéndose a establecerse en mercados tan lejanos y diferentes como el asiático.

"El consumidor chino está abierto a probar sabores nuevos, texturas nuevas y es receptivo a marcas occidentales sin importarles si son de América Latina o cualquier otro lugar". Dijo Jorge Zárate, director general del grupo en China.

Bimbo, una de las compañías más exitosas de América

Además de su éxito como panificadora, el grupo empresarial Bimbo también ha sido reconocido por su filantropía, ya que desde muy temprano se evidenció su preocupación por lo social, ejemplo de ello son las considerables inversiones que ha realizado en educación y reforestación. En el año 2008, por ejemplo, hubo un increíble proyecto financiado por el grupo en el que se sembraron 9.3 millones de árboles en un solo día.

Roberto Servitje, hermano de Lorenzo, también fue un importante líder que tomó apropiadas decisiones para el desarrollo del grupo empresarial, y bajo su liderazgo se encargó de supervisar la formación de Daniel, hijo de Lorenzo, el cual se convertiría en el director general de Bimbo en la actualidad, después de un largo camino lleno de logros y distintos colaboradores.

Actualmente, Bimbo es la panificadora más grande del mundo, una de las compañías alimentarias más importantes y uno de los mayores íconos del desarrollo empresarial latinoamericano. Cuenta, con 196 plantas y más de 1.800 Centros de Venta estratégicamente localizados en 33 países de las Américas, Europa, Asia y África, su cuarto continente conquistado. Hoy en día produce más de 13.000 productos y tiene una de las redes de distribución más grandes del mundo, con alrededor de 58.000 rutas. Cuenta con más de 3 millones de puntos de venta, y factura más de $15 mil millones de dólares anuales según la revista Forbes.

Así concluimos la fascinante historia de esta importante compañía, que tan presente ha estado a lo largo de muchos años en la cocina de nuestros hogares, cultivando éxito tras éxito, enalteciendo el nombre de Latinoamérica y manteniendo el legado de la familia Servitje.

Bimbo es, sin duda, un ejemplo de superación y dedicación difícilmente superable por cualquier otro, pues nos enseña cómo de una modesta pastelería familiar surgió todo un imperio, gracias al trabajo de un grupo de emprendedores, liderados por Lorenzo que, en sus propias palabras, nos aconseja:

“Siempre sigan con grandes ilusiones, pero también con soluciones prácticas. Creer es crear.”

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1 comentarios:

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Anónimo delete 19 de enero de 2023, 16:22

Que historia tiene Bimbo !! Digna de admiración y respeto !!

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