La historia de Carlos Slim, el hombre más rico de México

8 de noviembre de 2020

La historia de Carlos Slim, el hombre más rico de México

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Cómo se convirtió Carlos Slim en la persona más rica de México

Guiado por las lecciones que aprendió de su padre, un joven mexicano comenzó a invertir y emprender desde los 12 años de edad. 59 años más tarde, se había convertido en la persona más rica del mundo y estaba revolucionando la industria de las telecomunicaciones en Latinoamérica… ¿Cómo lo logró?

El protagonista de esta historia es Carlos Slim Helú, quien nació el 28 de enero de 1940 en Ciudad de México.

Carlos es hijo de Julián Slim y Linda Helú, dos inmigrantes libaneses.

Su padre, que emigró del país asiático a México a la edad de 14 años, se estableció en la capital con su hermano, y allí iniciaron una mercería llamada “La estrella del Oriente”, la cual gozaba de buenas finanzas. Sin embargo, las agitaciones de la revolución mexicana del año 1910 complicaron la situación y muchos extranjeros se vieron obligados a salir del país.

En este contexto, el hermano de Julián le propuso que se regresaran a su país, pero Julián no quería irse, por lo que le solicitó que le vendiera su 50% de las acciones en la empresa. Él accedió y volvió a Líbano, mientras Julián se quedó tratando de encontrar oportunidades en medio de la difícil situación que atravesaba México. En el futuro, expandiría sus dominios a bienes raíces y otros negocios que pudo adquirir gracias a los módicos precios que tenían estos durante la crisis social del momento.

De esta manera, cuando nació Carlos, el quinto de los seis hijos del matrimonio, ya su padre había desarrollado una exitosa carrera empresarial.

Julián decidió instruir a sus hijos desde muy temprano en asuntos de negocios y los motivó a tener una vida financiera responsable, razón por la cual le regaló a Carlos su primer libro de contabilidad a los 12 años. Allí aprendió a tomar conciencia de sus ingresos, de sus gastos y de las demás dinámicas económicas propias de la vida cotidiana.

A esta misma edad, el joven realiza su primera compra de acciones con el apoyo de su padre en el Banco de México. Desafortunadamente, Julián moriría al año siguiente, en 1953, lo cual traería dificultades económicas para la familia Slim.

En su adolescencia, Carlos optó por estudiar Ingeniería Civil en la Universidad Autónoma de México. Mientras estudiaba, también ejerció como docente de Álgebra y de Programación Lineal en una pequeña escuela.

Los inicios de Carlos Slim en los negocios

Después de un tiempo dedicado a la enseñanza, decidió crear su primer negocio propio: una firma de corretaje de valores llamada “Inversora Bursátil”. Más tarde, conocería a su gran amor: Soumaya Domit, su esposa y socia, con quien inició el Grupo empresarial “Carso”, denominado así por las tres primeras letras de su nombre, Carlos, y las dos primeras de Soumaya.

Recordando las lecciones que recibió de su padre, vivió modestamente con su creciente familia reinvirtiendo todas sus ganancias en la consolidación del grupo empresarial.

Durante los siguientes años, iniciarían una estratégica expansión adquiriendo empresas infravaloradas y mal administradas, para ayudarles a mejorar sus finanzas. Invirtieron tanto en el sector de bienes raíces, como en empresas de equipos de construcción y minería. Luego, la cartera empresarial incluiría una imprenta, una empresa de refrescos, Fábricas de Papel Loreto, una compañía de tabaco llamada Cigatam, y tiendas minoristas.

En 1982, México enfrentaría otro duro periodo de recesión debido a una profunda crisis económica producida porque el país dejó de pagar su deuda externa, generando la fuga de muchos capitales e importantes inversionistas.

No obstante, Carlos Slim nunca consideró el abandono de su patria como una opción.

“Si mi padre, en plena revolución, con el país sacudido, sin todavía tener familia, siendo extranjero y sin el arraigo que te da el tiempo, confió en México y en su futuro, ¿Cómo no iba hacerlo yo?” -Dijo Carlos en una entrevista.

Lleno de determinación, continuó con su plan de inversiones. Adquirió las filiales mexicanas de Reynolds Aluminio, General Tire y la cadena de tiendas y cafeterías de la Sanborn. Más tarde, gracias a la paulatina recuperación de la economía de México, la fortuna de los Slim se incrementó y sus adquisiciones siguieron creciendo, cada vez a un ritmo más rápido.

Por esta razón, sus detractores lo consideraron como “un buitre de los negocios y la compra-venta”, pues afirmaban que su estrategia empresarial era aquella, bastante reprobable y conocida, de apalancarse en el músculo financiero de su conglomerado para monopolizar los medios productivos del país, aprovechando el bajo costo de las industrias al borde de la quiebra o en la quiebra misma. De hecho, en México, y en muchos otros países, se desarrollaron políticas anti-monopolio que evitan que un mismo grupo empresarial domine todos los sectores empresariales y los medios de producción.

Durante toda esta década, Slim adquirió los activos de otra serie de marcas estadounidenses, como los neumáticos Firestone, los chocolates Hershey y las cafeterías de Denny. Al mismo tiempo, compró y fusionó una serie de compañías de seguros en la gran empresa “Seguros Inbursa”, entre ellas se destaca la compra de Seguros de México en 1984 por la cifra de $13 millones de dólares, empresa que en el 2007 alcanzó una valoración de $1.500 millones de dólares, demostrando así el poder y la visión del empresario.

Su estrategia era sencilla: adquirir las compañías a muy buen precio y luego invertir en mejorar la calidad de los procesos y productos para levantarlas y hacerlas más rentables.

Además de estas compras, fundó el “Grupo Galas” en Ciudad de México, un holding que coordinaba las operaciones de todos sus negocios.

Invirtiendo en la industria de las telecomunicaciones

En el año 1990, se le presentaría al grupo empresarial la más importante de sus oportunidades: la privatización de la compañía telefónica estatal Telmex, y la posibilidad de ganar la licitación para su compra entre varios inversionistas. Lograrlo no fue nada fácil. Para ello el Grupo Carso tuvo que buscar varios socios mexicanos, estadounidenses y franceses, pero al final ganó la concesión y se apoderó del 53% de las acciones de la compañía; y, poco a poco, en los siguientes años fue adquiriendo el total de la empresa de manos de los demás accionistas, terminando el grupo Carso como el único dueño.

Sin embargo, Telmex se encontraba en muy mal estado financiero al momento de su compra. La tecnología que usaban estaba obsoleta y las redes de telefonía presentaban muchos fallos. Los mexicanos habían perdido la confianza en la compañía y su cuota de mercado era demasiado baja.

Sería gracias a la astucia empresarial de Carlos que la compañía comenzaría a mejorar su infraestructura, a capacitar a sus empleados, a brindar un mejor servicio y se centraría en una industria que evidenciaba un gran potencial: la telefonía móvil.

En aquella época, estos servicios eran costosos y solo se los podían permitir las personas de clase alta. Incluso en países de primer mundo eran algo muy exclusivo. Pero Carlos y su grupo habían hecho una inversión importante y debían generar rentabilidad pronto. Su experiencia con empresas en sectores de venta al por menor le había enseñado que innovar y una buena estrategia de marketing, podría abrirle las puertas a una gran cuota de mercado entre las personas de clase media y baja.

Fue así como al empresario se le ocurrió una de sus más grandes revoluciones: la “modalidad prepago” de los servicios de telefonía móvil, que aun en la actualidad es el modelo de servicio más popular entre los usuarios.

La idea fue desarrollar tarjetas que pudieran conseguirse en cualquier tienda y en cualquier esquina, para tener saldo para llamadas en lugar del tradicional pago mensual. No fue una idea muy bien acogida al principio, sin embargo, fue solo cuestión de tiempo para que los usuarios comenzaran a probar el servicio y se dejaran seducir por sus beneficios. La base de clientes de Telmex creció un 63% cada año durante los siguientes quince años.

"Estructuras simples, organizaciones con mínimos niveles jerárquicos, desarrollo humano y formación interna de las funciones ejecutivas. Flexibilidad y rapidez en las decisiones. Operar con las ventajas de la empresa pequeña que son las que hacen grandes a las grandes empresas." –Afirma el empresario.

Con esta nueva posición económica, en el año 1997 el grupo empresarial compró acciones en Apple Inc, inversión realizada un poco antes del lanzamiento de la iMac, la famosa serie de computadoras que ha sido un éxito en el mercado. Para este mismo año, compraría Prodigy, empresa de servicios de tecnología, y que, en una alianza con MSN, realizó el lanzamiento, junto con Microsoft, de un portal en español que se convertiría en el número uno de México.

Para finales de 1997, Slim tuvo que enfrentar una de las más grandes dificultades de su vida: una operación a corazón abierto en Houston, Texas. Cuando estaba finalizando la cirugía, una de las válvulas del corazón se rompió, lo que generó una intensa hemorragia. Los médicos tuvieron que administrarle 31 bolsas de sangre, y mantener al magnate conectado a un respirador artificial. Afortunadamente, logró recuperarse.

Lleno de vida y con la llegada del siglo XXI, surgieron nuevas oportunidades. Debido al lamentable y famoso suceso conocido como “el estallido de la burbuja punto com”, muchas empresas extranjeras de telefonía móvil quebraron en América Latina. Slim, naturalmente, aplicó de nuevo el método del “buitreo”, adquiriendo las corporaciones caídas, para combinarlas en un mercado de telecomunicaciones que conocía mejor que nadie. Pronto, su empresa Telmex, que ahora pasó a denominarse América Móvil, se convirtió en el mayor proveedor de servicios inalámbricos de toda Latinoamérica.

En el año 2008, el grupo adquirió por un valor de $27 millones de dólares el 6.4% de las acciones del New York Times Company, el famoso periódico de la ciudad neoyorquina, popular en todo el territorio estadounidense y el mundo. Con el paso del tiempo, el número de acciones adquiridas subió al 16%.

Destronando a Bill Gates como el hombre más rico del mundo

Para el 2010, el empresario mexicano ya se diputaba con el magnate Bill Gates el reconocimiento de ser “el hombre más rico del mundo”, y sería en el 2011 cuando por fin lo lograría. Mantuvo este título por tres años consecutivos. Desde entonces, aparecería cada año en la lista, si bien no como el número uno, pero sí como uno de los más altamente rankeados hasta la actualidad.

El 2012, fue un año de muchos retos. Con la llegada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia de México con Enrique Peña Nieto, el crecimiento de la familia Slim se vio obstaculizado, y tuvo que empezar a hacer concesiones con el gobierno. El presidente se comprometió a aumentar la competencia en la economía nacional reduciendo el poder de los grandes monopolios del país, como América Móvil.

De esta manera, la compañía sufrió una desvalorización de sus acciones en unos $17 mil millones de dólares, a pesar de que mantuvo su cuota dominante.

Para el 2014, contaba con 262 millones de suscriptores, un 70% de los suscriptores de telefonía móvil y un 80% de los usuarios de telefonía fija en todo México.

El congreso mexicano, a instancias del presidente Peña Nieto, impondría medidas antimonopolio para que el grupo empresarial redujera su dominio del mercado de la telefonía nacional al 50%. Carlos Slim, en lugar de someterse a estas presiones, decidió finalmente vender una serie de sus activos y otra serie de recursos que limitaban su poderío. Así, tanto América Móvil como el grupo Carso, operarían en un mercado más competitivo.

Uno de los empresarios más exitosos del mundo

Actualmente, la compañía América Móvil tiene presencia en 18 países de América y 8 de Europa, con más de 227 millones de usuarios, y es la compañía de telecomunicaciones más grande de América y la octava del mundo entero. En algunos países de Centroamérica y de Suramérica opera con el nombre de Claro, en los Estados Unidos Tracfone Wireless y en México Telcel.

Por su parte, Carlos Slim tiene 80 años, cuenta con una fortuna personal de más de $51 mil millones de dólares y, a pesar de que le gustaría estar muy activo en la gestión de sus negocios, ya está jubilado; son sus hijos los que hoy en día se encargan de administrar el vasto legado heredado por su padre. Después de la lamentable muerte de su esposa, a la cual homenajeó con la construcción del “Museo Soumaya”, Carlos nunca se volvió a casar.

Así concluimos la historia del magante mexicano Carlos Slim, un hombre visionario que demostró desde muy joven que, llevando una adecuada vida financiera, aprovechando las oportunidades de las crisis y creyendo en las posibilidades que le ofrece su país, es posible construir un éxito empresarial sostenible. En sus propias palabras:

La ocupación desplaza a la preocupación, y los problemas al enfrentarlos desaparecen. Así los problemas deben hacernos más fuertes, de los fracasos aprender y hacer de los éxitos estímulos callados. En la riqueza misma, lo importante no es cuánto se tiene, ni qué se tiene; sino qué se hace con ella… El empresario es un creador de riqueza que administra temporalmente.”

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