El emprendedor que fue rechazado en Shark Tank y ahora tiene una empresa millonaria

30 de octubre de 2022

El emprendedor que fue rechazado en Shark Tank y ahora tiene una empresa millonaria

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En el año 2013, un guionista de cine independiente que estaba próximo a cumplir sus 50 años de edad, se cuestionó acerca de lo que sería su vida en el futuro, entonces se dio cuenta de que nunca había construido algo propio y decidió tomar las riendas de su destino. Lleno de determinación, desarrolló un concepto de negocio a partir de un problema propio y fue invitado al programa Shark Tank para presentarlo, pero los inversionistas lo rechazaron y le dijeron que su idea no iba a funcionar. Pese al rechazo, siguió adelante y consiguió la financiación que necesitaba para poner en marcha el proyecto. Hoy en día, su compañía cuenta con más de 40 establecimientos y factura más de $25 millones de dólares anuales¿Cómo lo logró?

La historia de Michael Elliot, fundador de Hammer & Nails

El protagonista de esta historia es Michael Elliot, un afroamericano que tuvo una infancia muy complicada. Él se crio huérfano en un colegio pupilo administrado por el estado. En su adolescencia, abandonó la escuela secundaria, quedándose sin hogar, sin apoyo familiar y sin dinero. Su futuro se veía poco prometedor; sin embargo, decidió usar todo su dolor como catalizador para el cambio y se propuso a construir su propio destino; así inició en 1988 una próspera carrera como editor, escritor y productor en medios especializados en la cultura del hip hop.

A finales de 1996, se mudó a California y fue nombrado presidente de “Bad Boy Films”, una sección de cine y televisión del exitoso sello de hip-hop “Bad Boy Records”. Desafortunadamente, cuatro meses después, la principal estrella del sello, el rapero “The Notorious B.I.G.”, fue asesinado y Bad Boy Films se disolvió, por lo que Elliot quedó desempleado.

Ante este lamentable suceso, intentó ganarse la vida siguiendo una de sus más grandes pasiones: el cine y la narración de historias; pero no sería tarea fácil abrirse espacio en Hollywood.

Equipado con una vieja computadora, un libro sobre escritura de guiones que había comprado en una tienda de escritores y una tarjeta de Blockbuster para alquilar películas, empezó a aprender el arte del guion.

Trece meses después, luego de varios intentos fallidos y justo cuando estaba a punto de rendirse, un amigo suyo se acercó y lo animó a escribir sólo un guion más. Al día siguiente, mientras escuchaba la radio, sonó la canción “Seven Days” de Mary J. Blige, que lo inspiró profundamente a crear el que sería su primer guion oficial.

Sin experiencia previa y sin ayuda de un agente, Elliot tuvo que ingeniárselas para llamar la atención de las grandes productoras, entonces ideó una estrategia de presentación poco ortodoxa que llevó su guion al escritorio de un ejecutivo de la 20th Century Fox. En un primer momento, la compañía lo revisó y le dijeron que el guion era horrible. Como rendirse no era una opción para él, siguió tocando puertas y fue a negociar con Magic Johnson Entertainment; sin embargo, en un extraño giro del destino, la 20th Century Fox finalmente compró el guion por $250 mil dólares, una semana después de haberlo rechazado.

La película sería estrenada en el año 2002 bajo el título “Brown Sugar” y lograría recaudar en taquilla más de $28 millones de dólares.

Tras vender con éxito su primer guion, Elliot participó como guionista y escritor en las producciones: “Carmen: A Hip Hopera”, “Like Mike” y “Wifey”; no obstante, tuvieron que transcurrir ocho años más para ver en pantalla la película que consolidaría su carrera como guionista. Esta película fue “Just Wright”, protagonizada por Queen Latifah y Common. Gracias a ella, Elliot ganó un premio a mejor guion por la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP), y consiguió hacerse un nombre en la industria del cine.

Durante ese tiempo, también se dedicó a producir películas para varios estudios de Hollywood, incluidos Disney, Universal, Paramount y HBO, por nombrar sólo algunos.

Reinventando su vida y encontrando una oportunidad de negocio en un problema propio

Un día, cuando Elliot se acercaba a cumplir los 50 años de edad, comenzó a cuestionarse sobre cuál sería su futuro. A pesar de estar orgulloso de su trabajo como guionista independiente, sentía que no era dueño de nada, y no tenía ganas de solamente dedicarse a vender ideas para películas por el resto de su vida.

Luego, en marzo del 2013, como muchos hombres, necesitaba hacerse una pedicura. Ante las limitadas ofertas que había en el mercado, terminó yendo a un salón de belleza para mujeres. Elliot recuerda haberse sentido muy incómodo, pero tampoco tenía ganas de ir a un salón de uñas para hombres, porque los lugares que conocía estaban dirigidos a cierto tipo de profesional de cuello blanco que tal vez juega al golf o tiene el tipo de trabajo en el que tiene reuniones en una sala de juntas, y ese no era él.

En una entrevista a Forbes, Elliot relata:

“Había estado en salones de uñas antes donde abrí la puerta y todas las mujeres me miraron con una mirada que decía: No eres bienvenido. Fui a un salón de uñas ese día en Santa Mónica. Estaba sentado allí, mirando todas las flores y las mujeres, y recuerdo haber pensado: Ojalá hubiera un lugar donde un hombre pudiera ir y arreglarse las manos y los pies, y no tener que sentirse incómodo, fuera de lugar.”

A partir de ese sentimiento, inició una investigación leyendo artículos en línea relacionados al tema y habló con hombres y mujeres para conocer sus opiniones. Después, ideó un lugar donde cualquier hombre se sintiera cómodo. Llamó a su negocio “Hammer & Nails”. Cuando comenzó a contarle a sus amigos sobre este concepto, ellos sólo se rieron dándole a entender que se trataba de una idea absurda. Las críticas y burlas no lo detuvieron, y ese mismo año estableció el primer local de Hammer & Nails en Los Ángeles.

En los primeros meses de operación, la empresa facturó un total de $150 mil dólares, cifra que llamó la atención de los productores del popular programa Shark Tank, quienes invitaron a Elliot a exponer su negocio ante los “tiburones”.

Entusiasmado, aceptó la invitación y se presentó en el escenario de Shark Tank buscando obtener una inversión de $200 mil dólares a cambio de una participación del 20%, esto valorando su empresa en $1 millón de dólares. El capital lo utilizaría para desarrollar un modelo de franquicias que le permitiera expandir el negocio por todo Estados Unidos.

Desafortunadamente, las cosas no salieron como esperaba, pues los tiburones lo rechazaron de forma contundente.

“Salí y presenté mi idea, y nadie creyó en ella. De hecho, las palabras de despedida de Kevin O’Leary fueron: Nunca funcionará.” -Comentó Elliot en una entrevista.
Historia de Michael Elliot, fundador de Hammer & Nails

Siguiendo adelante pese al rechazo de los inversionistas

Aunque no logró el objetivo, tras su presentación en Shark Tank recibió más de 800 solicitudes de información sobre oportunidades de franquicia de su negocio. Esto fue una verdadera sorpresa para él, porque hasta ese momento la única persona que había creído en su idea era su esposa.

Debido a que Elliot apenas iniciaba con la empresa y no tenía mucho conocimiento sobre cómo franquiciarla, decidió invitar a los interesados a convertirse en accionistas de Hammer & Nails. Siete de los interesados se convirtieron en sus inversionistas ángeles: seis de ellos invirtieron $25.000 dólares con una participación del 2.5% cada uno; y uno invirtió $50.000 dólares por una participación del 5%. De esta forma, logró materializar su concepto de negocio: un espacio donde los hombres son recibidos con una vela aromática de vainilla de madera de cedro en la recepción, una luz tenue, un letrero de auto viejo y martillos expuestos en marcos caros. Cuando llegan los clientes, obtienen un vaso de whisky o cerveza de cortesía, y se sientan en un cómodo sofá de cuero, con un gran televisor personal y auriculares con cancelación de ruido para disfrutar de una experiencia placentera y personalizada.

“Somos literalmente el nirvana de la cueva del hombre.” -Afirma Elliot.

El servicio en Hammer & Nails es bastante asequible. En promedio, una manicura cuesta aproximadamente $23 dólares con todo. Además, cuenta con tres tipos de membresías cuyo precio promedio es de $53 dólares al mes, las cuales incluyen descuentos especiales en el costo los servicios y acceso a beneficios exclusivos. En Hammer & Nails los hombres pueden hacerse la manicura, la pedicura, cortes de cabello, arreglarse la barba y cortarse el bigote, mientras disfrutan de un buen trago y de su serie favorita. Y, como si fuera poco, la experiencia no se limita a la estética y relajación, sino que se complementa con beneficios para la salud. Los profesionales que atienden examinan los pies y las manos del cliente para dar consejos sobre el cuidado y la salud.

En el 2015, la compañía vendió sus primeras franquicias, iniciando así su proceso de expansión por Estados Unidos.

En el 2016, la facturación total de la empresa superó los $2 millones de dólares, cifra que aumentaría de forma exponencial en los siguientes años.

Gracias a los increíbles resultados alcanzados, Hammer & Nails pudo ampliar sus catálogos, creando sus propios artículos de tocador y productos Premium para el cuidado de la piel. Los hombres cada vez son más conscientes de la importancia de la higiene personal y el cuidado de la imagen, por lo que Elliot sigue enfocado en aportar valor a esta industria que crece de forma constante a nivel global.

“Nuestro modelo de negocio completo es manicura, pedicura, corte de pelo y afeitado. No me sorprendería si estas tiendas más grandes tienen un promedio de ventas brutas de $600 mil dólares al año a $800 mil o $900 mil. Nuestro objetivo es 200 tiendas para 2022.” -Comenta Elliot.

Hammer & Nails: una empresa millonaria en expansión

Actualmente, Hammer & Nails factura más de $25 millones de dólares anuales, cuenta con más de 40 establecimientos, ha vendido alrededor de 232 licencias y planea abrir un nuevo local cada mes. La compañía cuenta con un total de 10 accionistas además de Elliot. La mayoría tiene una participación del 2.5%, mientras que el fundador se mantiene como accionista mayoritario con un 40% del negocio. El costo de establecer una franquicia Hammer & Nails oscila entre los $400 mil y 600 mil dólares. Para asegurarse de que sus franquiciados tengan el capital y compromiso necesarios, el fundador de la empresa les exige un patrimonio neto mínimo de $500 mil dólares, con $100 mil dólares de liquidez. Como parte de su labor social, la compañía se ha asociado con diversas instituciones de tratamiento contra el cáncer para proporcionar unos $100 mil dólares por año en servicios de aseo gratuitos para pacientes masculinos con cáncer que los necesiten.

En cuanto a Elliot, él no abandonó por completo su pasión por el cine, sino que continuó paralelamente con ella, pero ahora desde una perspectiva más relajada, como un hobbie, por eso dedica su tiempo libre a escribir guiones y a producir shows como “The Fabulous”, junto a Mary J. Blige; “The Scroll”, con Queen Latifah; o comedias románticas junto a Mars Chestnut. Ahora escribe sólo por placer, sin la presión de tener que hacerlo para pagar sus gastos del día a día.

Así concluimos la inspiradora historia de Michael Elliot, un guionista y emprendedor persistente que, a pesar de su infancia difícil y los múltiples obstáculos y tropiezos que enfrentó, decidió dar un giro total a su vida al cumplir los 50 años de edad, identificando una necesidad en un problema propio y cumpliendo su objetivo de crear una empresa exitosa que ayuda a los hombres en su higiene y cuidado personal sin sentirse incómodos, demostrando así que nunca es demasiado tarde ni se es demasiado viejo para cambiar de rumbo, pues, con una simple idea, combinada con buenas estrategias, una gran visión, constancia y mucha ambición, se pueden lograr resultados excelentes. En sus propias palabras:

“Quería crear un negocio que pudiera ser replicado y empoderar a otros afroamericanos y otras personas para que iniciaran su propio negocio, y dedicar mi tiempo a ayudarlos a tener éxito. La franquicia es una gran oportunidad para crecer rápidamente, pero también es una forma de impactar la vida de otras personas… Estoy tan agradecido de haber pasado por lo que pasé. Estoy orgulloso de mi origen y quiero compartir mi viaje, porque quiero que otras personas sepan que es posible.”

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