La historia de Pepsi: ¿Cómo se convirtió en una de las empresas más ricas y poderosas del mundo?

27 de diciembre de 2025

La historia de Pepsi: ¿Cómo se convirtió en una de las empresas más ricas y poderosas del mundo?

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En 1931, un exitoso y polémico empresario intentó por varios meses negociar un acuerdo con Coca-Cola, pero los directivos de la empresa nunca le dieron respuesta. Al sentirse ignorado, humillado y menospreciado, tomó la decisión de comprar a su competencia: Pepsi, dando así inicio a la mayor rivalidad en la historia del marketing y los negocios: Pepsi vs. Coca-Cola.

¿Cómo nació Pepsi? ¿Quién ganó la guerra entre Pepsi y Coca-Cola? ¿Qué pasó con el Jet del concurso de Pepsi? ¿Cuáles son las claves del éxito de Pepsi? Todo eso lo descubriremos a continuación. ¡Dale Play al video!

¿Cuál es el origen de la Pepsi? ¿Quién fue su creador?

La historia de Pepsi comienza en la pequeña ciudad de New Bern, Carolina del Norte. Allí, en el año 1893, el farmacéutico Caleb Davis Bradham inventó una bebida que resultaba de la mezcla de agua carbonatada, azúcar, aceite de limón, nuez moscada, nueces de cola y otros aditivos naturales. Dicha bebida, llamada inicialmente "Brad's Drink", luego se convertiría en la mundialmente conocida “Pepsi-Cola”.

La motivación de Bradham iba más allá de crear un simple refresco. Como farmacéutico con formación médica, creía que su bebida ofrecía beneficios para la salud, particularmente ayudando a la digestión y aumentando la energía. Su propósito era ofrecer una alternativa a otras bebidas de la época que generalmente contenían narcóticos. El nombre "Pepsi-Cola", adoptado el 28 de agosto de 1898, reflejaba justamente esta intención. Por una parte, "Pepsi" deriva del término "dispepsia" (que significa indigestión), sugiriendo que la bebida aliviaba este malestar. Algunos especulan que el nombre proviene de la enzima pepsina, pero realmente esta nunca fue un ingrediente de la bebida. Y, por otra parte, "Cola" se refería al uso de nueces de cola. Bradham compró el nombre "Pep Kola" a un competidor local y lo modificó a Pepsi-Cola.

El enfoque inicial en la salud fue una estrategia de marketing deliberada, común en las bebidas de fuentes de soda de finales del siglo XIX y principios del XX, como la Coca-Cola, que a menudo se promocionaban como tónicos medicinales. El primer eslogan de Pepsi ("Excitante, Vigorizante, Ayuda a la Digestión"), encapsulaba perfectamente esta propuesta de valor original.

La popularidad de la Brad's Drink aumentó rápidamente en New Bern. La creciente demanda llevó a Bradham a enfocarse de tiempo completo en el negocio. A finales de 1902, fundó oficialmente la compañía Pepsi-Cola, asumiendo él mismo como presidente. Inmediatamente solicitó el registro de su marca ante la Oficina de Patentes de Estados Unidos, la cual se le concedió el 16 de junio de 1903.

Expansión y crecimiento de Pepsi

Inicialmente, Bradham se encargaba de mezclar el jarabe y preparar la bebida exclusivamente a través de la fuente de soda en su farmacia, tal como lo hacía Coca-Cola en sus inicios. Sin embargo, el contundente éxito de la bebida lo obligó a trasladar la producción del jarabe y el embotellado a un almacén alquilado. Vendió en total 7.968 galones de jarabe solo en el primer año. Al año siguiente, en 1904, compró por $5.000 dólares de la época un edificio más grande al que bautizó como la "Bishop Factory", para albergar todas las operaciones de la compañía. Las ventas de jarabe aumentaron a cerca de 20.000 galones ese año. Además, fue en ese mismo año que Pepsi comenzó a venderse en botellas de 6.5 onzas.

Reconociendo el potencial de un sistema de distribución más amplio, Bradham empezó a otorgar franquicias de embotellado en 1905, iniciando en Charlotte y Durham, Carolina del Norte. Este modelo de franquicia, inspirado en el de Coca-Cola, fue crucial para la expansión nacional de la empresa.

Para 1906, ya había 15 plantas embotelladoras de Pepsi-Cola en Estados Unidos y se procedió a registrar la marca en Canadá.

Durante los siguientes años, el crecimiento continuó a buen ritmo: en 1908, 250 embotelladoras en 24 estados tenían contrato para fabricar y vender Pepsi-Cola; y, para 1910, había aproximadamente 300 franquicias. Ese año se celebró la primera convención de embotelladores de Pepsi-Cola en New Bern.

A lo largo de estos primeros años, Pepsi siguió refinando su imagen. El logotipo cambió varias veces. En 1906, se adoptó el eslogan "La Bebida Alimenticia Pura Original". Este eslogan fue particularmente oportuno, pues coincidió con la aprobación de la Ley de Alimentos y Medicamentos Puros de 1906 por parte del gobierno federal. Esta ley prohibió sustancias nocivas en alimentos y bebidas, obligando a muchos fabricantes, incluida Coca-Cola, a cambiar sus fórmulas. Pepsi afirmó que su producto ya cumplía con los requisitos federales, reforzando su imagen de "pura".

Pepsi también fue pionera en marketing y logística. En 1908, fue una de las primeras empresas en modernizar sus entregas, pasando de carros tirados por caballos a vehículos motorizados. En 1909, utilizó el primer respaldo de una celebridad, el pionero de las carreras de automóviles Barney Oldfield, quien describió a Pepsi en anuncios de periódicos como "Una bebida genial... refrescante, vigorizante, un buen estimulante antes de una carrera". El lema publicitario "Deliciosa y Saludable" se utilizó durante las siguientes dos décadas.

La Crisis de Pepsi: del éxito a la bancarrora

No obstante, a pesar del éxito inicial y la rápida expansión de la empresa, la fortuna de Pepsi-Cola cambió drásticamente con el advenimiento de la Primera Guerra Mundial. La guerra provocó una volatilidad extrema en los precios y el suministro mundial de azúcar, un ingrediente predominante en la fórmula del jarabe de Pepsi.

Durante la guerra, se aplicaron medidas de racionamiento de azúcar en todo el país. Las restricciones gubernamentales, implementadas en 1917 y 1918, limitaron severamente la capacidad de Pepsi para producir suficiente jarabe para satisfacer la demanda de los clientes. Bradham intentó usar sustitutos del azúcar, como la melaza, pero resultaron en un sabor inferior que decepcionó a los consumidores.

Después de la guerra, la situación empeoró. El gobierno levantó los controles de precios del azúcar y el costo se disparó de unos ¢3 centavos por libra a un máximo de ¢28 centavos por libra, un aumento de aproximadamente el 830%. Creyendo que los precios seguirían subiendo, Bradham tomó una decisión financiera arriesgada: compró una gran cantidad de azúcar a ese precio exorbitante, hipotecando prácticamente todo lo que poseía. Sin embargo, el mercado del azúcar colapsó poco después y los precios se desplomaron hasta alrededor de ¢2 centavos por libra. Esto dejó a Bradham con un inventario de azúcar sobrevalorado y enormes deudas. Al mismo tiempo, los consumidores todavía esperaban pagar solo ¢5 centavos por una botella de Pepsi.

La combinación de los altos costos de producción debido al azúcar caro, la incapacidad de trasladar esos costos a los consumidores y las pérdidas masivas por la especulación del azúcar resultó catastrófica. La empresa, que operaba con márgenes muy estrechos y carecía de las reservas financieras de competidores establecidos como Coca-Cola, no pudo contener el impacto.

En 1923, Pepsi-Cola Company se declaró oficialmente en quiebra. Los activos de la empresa, incluida la marca registrada y la receta secreta, fueron vendidos. Caleb Bradham regresó a trabajar a tiempo completo en su farmacia en New Bern.

Tras la quiebra de 1923, la marca Pepsi-Cola pasó por varias manos. Inicialmente, fue comprada por Craven Holding Corporation por unos $30.000 dólares. Craven Holding tiempo después se fusionó con Old Dominion Company para formar la Pepsi-Cola Corporation de Richmond, Virginia. Posteriormente, en 1931, Roy Megargel, un corredor de bolsa de Wall Street, compró la marca registrada, el negocio y el fondo de comercio de Pepsi a Craven Holding. Megargel trasladó las operaciones a Richmond, Virginia, pero tuvo problemas para encontrar financiación para levantar la empresa, entonces Pepsi-Cola volvió a quebrar en 1931, apenas ocho años después de la primera crisis.

Durante este período turbulento para Pepsi entre 1922 y 1933, se le ofreció a The Coca-Cola Company la oportunidad de comprar a su debilitado rival en tres ocasiones distintas. Sorprendentemente, Coca-Cola rechazó cada una de las ofertas. Aunque no existen fuentes oficiales que detallen explícitamente las razones de Coca-Cola, es probable que la empresa dominante subestimara el potencial futuro de Pepsi o prefiriera verla desaparecer por completo en lugar de absorberla. Para Coca-Cola, Pepsi era solo una copia más de las muchas que había en el mercado, por lo que ni siquiera el más visionario de los directivos de Coca-Cola se imaginaba lo que estaba a punto de suceder…

El resurgir de Pepsi y el origen de su rivalidad con Coca-Cola

Las posibilidades de Pepsi para recuperarse eran realmente muy pocas; sin embargo, sería la propia Coca-Cola la encargada de indirectamente darle vida a la compañía que se convertiría en su mayor rival. Aquí entra en escena el exitoso y polémico empresario Charles Guth, presidente de Loft, Inc., una gran empresa de fabricación de dulces y cadena de fuentes de soda con sede en Long Island City, Nueva York. Charles Guth era un importante cliente de Coca-Cola, llegando a representarle el 1% de sus ingresos totales. Teniendo en cuenta su importancia para Coca-Cola, Guth intentó por varios meses negociar con los directivos de la compañía para obtener descuentos en los precios que le permitieran aumentar su rentabilidad, pero nunca recibió respuesta. Al sentirse ignorado, humillado y menospreciado por Coca-Cola, decidió terminar su relación comercial con la empresa y empezó a negociar con Pepsi. Desafortunadamente, antes de cerrar un trato con Pepsi, la empresa se declaró en bancarrota. Como volver a negociar con Coca-Cola no era una opción, Charles Guth optó por comprar a Pepsi-Cola Company en 1931 por $10.500 dólares, esto con el objetivo de tomar control de la producción del jarabe y surtir sus tiendas a menor costo, además de enfrentar a la empresa que lo había menospreciado. De esta forma, nacía una de las más grandes rivalidades del mundo del marketing y los negocios: Pepsi vs Coca-Cola.

Guth utilizó los recursos de Loft, Inc. (sus laboratorios, empleados, instalaciones y finanzas) para reformular la receta del jarabe de Pepsi-Cola a su gusto, haciendo que se pareciera más a Coca-Cola. Luego, trasladó la empresa Pepsi a una ubicación cercana a las instalaciones de Loft en Nueva York y comenzó a promocionar agresivamente la bebida, reemplazando a Coca-Cola en las tiendas y restaurantes de Loft. No obstante, pese a estos esfuerzos, Pepsi seguía enfrentando grandes problemas financieros. El tiempo se le acababa a Charles Guth y tenía que actuar rápido si no quería sucumbir tan pronto ante su rival. Entonces se le ocurriría una de las estrategias más exitosas e impactantes en la historia de Pepsi

Corría el año 1934 y Estados Unidos se encontraba enfrentando la llamada “Gran Depresión”, por lo que el dinero era escaso y los consumidores buscaban precios bajos por encima de todo. En este contexto, Charles Guth tomó una arriesgada decisión: ofrecer el doble de producto por el mismo precio. En aquella época, las gaseosas solían venderse en botellas de 6.5 onzas por ¢5 centavos (1 nickel), pero Guth notó que las botellas de cerveza eran de 12 onzas. Esto lo llevó a evaluar la posibilidad de usar envases más grandes. Para ello, tuvo que invertir prácticamente todo el dinero que le quedaba a su empresa. Si la decisión tomada no daba resultado, sería el final definitivo de Pepsi. Para su fortuna, la estrategia fue un éxito instantáneo, llegando incluso a superar en ventas a Coca-Cola en algunas regiones. Para los consumidores, obtener el doble de producto por los mismos ¢5 centavos que costaba una Coca-Cola era una oferta irresistible.

Aunque esta estrategia inicialmente posicionó a Pepsi como una "bebida de clase baja" en comparación con otras bebidas de mayor estatus como la Coca-Cola, fue increíblemente efectiva durante la crisis económica. Por primera vez en su historia, Coca-Cola enfrentaba a un rival capaz de arrebatarle cuotas del mercado.

Entre 1936 y 1938, los beneficios de Pepsi-Cola se duplicaron. El lema "El doble por ¢5 centavos" no solo rescató a Pepsi de la quiebra, sino que también estableció firmemente su posición como un competidor sólido para Coca-Cola, demostrando así el poder del marketing centrado en el valor para el consumidor, especialmente en tiempos económicos difíciles.

Innovaciones en marketing de Pepsi

Pero el éxito de Pepsi bajo el liderazgo de Charles Guth no fue gratis, este tuvo un costo enorme para Loft, Inc. Guth había utilizado ampliamente los recursos, las finanzas y el personal de Loft para reconstruir Pepsi, incluso poniendo en riesgo el negocio principal de dulces de Loft, que no tardó en comenzar a sufrir pérdidas, lo que llevó a un conflicto de intereses y a una prolongada batalla legal conocida como “Guth vs. Loft, Inc.”. Los accionistas de Loft demandaron a Guth, alegando que había usurpado una oportunidad corporativa (la adquisición y desarrollo de Pepsi) que legítimamente pertenecía a Loft, y que había vulnerado su deber fiduciario al usar los activos de Loft para su beneficio personal.

La Corte Suprema de Delaware falló a favor de Loft en 1939. El tribunal determinó que Guth había incumplido sus deberes fiduciarios al apropiarse de una oportunidad que Loft estaba financieramente capacitada para emprender y que estaba en línea con su negocio. Guth perdió el control de la empresa Pepsi, que pasó a ser propiedad de Loft, Inc. Este caso estableció un precedente importante en el derecho corporativo estadounidense conocido como la "Regla Guth", que limita la capacidad de los directivos y funcionarios corporativos para aprovechar oportunidades de negocio personales si la corporación pudiera haberlas tomado.

En 1941, Loft, Inc. se fusionó formalmente con su exitosa subsidiaria y adoptó el nombre Pepsi-Cola Company.

Tras el enfrentamiento legal, Charles Guth fue despedido de Loft, Inc. y la dirección de Pepsi quedó a cargo de Walter Mack, un ejecutivo visionario con gran experiencia en marketing.

Bajo el liderazgo de Mack, Pepsi implementó ideas de marketing revolucionarias. En 1939, lanzó el primer jingle publicitario transmitido de costa a costa en la radio nacional: "Nickel, Nickel", el cual fue grabado por primera vez por los Tune Twisters. Dicho jingle tenía una melodía pegajosa y letras directas, tales como: "Pepsi-Cola da en el clavo / 12 onzas llenas, eso es mucho / El doble por ¢5 centavos, también / Pepsi-Cola es la bebida para ti". El jingle, más tarde renombrado "Pepsi-Cola da en el clavo", se convirtió en un éxito rotundo, llegando a ser grabado en 55 idiomas, distribuido en máquinas de discos e incluso siendo interpretado en el Carnegie Hall. La revista LIFE lo declaró "inmortal" en 1940.

También, Mack decidió que Pepsi debía dirigir sus esfuerzos comerciales hacia segmentos de mercado ignorados por otras compañías, como los afroamericanos de clase media y alta. Para llegar a ellos, contrató a Edward Boyd, uno de los primeros publicistas afroamericanos del país. Él se encargó de crear estrategias para asociar el consumo de Pepsi con el orgullo afroamericano, esto lo logró con anuncios publicitarios que honraban a afroamericanos que destacaban en campos como medicina, ciencia y deporte.

Durante la Segunda Guerra Mundial, tanto Pepsi como Coca-Cola apoyaron el esfuerzo bélico y acompañaron a las tropas estadounidenses en el extranjero proporcionándoles bebidas, lo que ayudó a cimentar su imagen patriótica y su presencia global. Además, Pepsi realizó un rebranding apostando por sus emblemáticos colores azul, blanco y rojo tomados de la bandera estadounidense para generar sentido patriótico.

Después de la guerra, Pepsi continuó innovando en marketing y producto. En 1945, comenzó a vender Pepsi-Cola en latas, inicialmente para el ejército, y luego comercialmente en 1965. En 1950, emitió su primer comercial de televisión y modernizó su logotipo de escritura. También fue pionera en el uso de respaldos de celebridades de alto perfil, contratando en la década de 1950 a la actriz Joan Crawford (esposa del entonces CEO Alfred Steele). A finales de la década de 1950, se introdujo el eslogan "Más energía por Onza", un intento de prometer más diversión y energía que el producto de la competencia. También se lanzó una distintiva botella remolino en 1958.

Un punto de inflexión clave en la estrategia de marketing de Pepsi ocurrió a principios de la década de 1960. La compañía comenzó a centrarse explícitamente en el mercado juvenil, buscando diferenciarse de la imagen más tradicional de Coca-Cola. En 1961, se acortó oficialmente el nombre de la bebida a "Pepsi". En 1962, se eliminó la palabra "Cola" del logotipo y se abandonó la fuente de escritura tradicional. El nuevo logotipo presentaba una tipografía sans-serif en mayúsculas, más fresca y moderna.

En 1963, Pepsi lanzó la influyente campaña "Pepsi Generation". Con eslóganes como "¡Anímate! Estás en la Generación Pepsi" y "Para Aquellos que Piensan Joven", la campaña posicionó a Pepsi como la bebida de la juventud vibrante y rebelde, en contraste con la imagen percibida como más anticuada de Coca-Cola. Esta fue una de las primeras y más exitosas acciones de marketing de estilo de vida, centrándose en la identidad del consumidor en lugar de solo en el producto.

Paralelamente a estos esfuerzos de marketing, Pepsi continuó innovando en su cartera de productos. En 1964, lanzó Diet Pepsi, convirtiéndose en el primer refresco sin azúcar distribuido a nivel nacional en Estados Unidos. Ese mismo año, la compañía adquirió Mountain Dew, una marca que se convertiría en un pilar importante de su cartera. Estas innovaciones demostraron la voluntad de Pepsi de expandirse más allá de la cola tradicional y satisfacer las cambiantes demandas de los consumidores, como la creciente conciencia sobre la salud y las calorías.

La evolución de Pepsi para dominar el mercado de bebidas y alimentos

En 1965, ocurrió un momento transformador en la historia de Pepsi: la fusión entre Pepsi-Cola Company y Frito-Lay, Inc., el fabricante de populares snacks como Fritos, Lay's, Doritos y Ruffles. Esta fusión creó una nueva entidad: PepsiCo, Inc.

La fusión fue descrita por los CEOs de ambas compañías, Donald Kendall (de Pepsi) y Herman Lay (de Frito-Lay), como un "matrimonio hecho en el cielo". La lógica estratégica era clara: combinar las bebidas de Pepsi con los snacks salados de Frito-Lay creaba sinergias naturales ("las papas fritas te dan sed; Pepsi satisface la sed") y ofrecía una cartera de productos mucho más diversificada. Además, permitió a Frito-Lay aprovechar la red de distribución internacional existente de Pepsi para expandir sus marcas de snacks más allá de Norteamérica.

Este movimiento estratégico fue fundamental. Marcó la transformación de Pepsi de ser principalmente una compañía de refrescos a convertirse en un gigante diversificado de alimentos y bebidas. Esta diversificación proporcionaría a PepsiCo una mayor resistencia frente a las fluctuaciones en el mercado de bebidas y sentaría las bases para décadas de crecimiento a través de adquisiciones adicionales en diferentes categorías de alimentos y bebidas. La creación de PepsiCo fue, sin duda, un testimonio de la visión a largo plazo de la compañía y su voluntad de adaptarse y expandirse más allá de su negocio principal.

En 1970, Pepsi se convirtió en la primera marca de gaseosa en venderse en botella de dos litros. La motivación para lanzar una botella de este tamaño fue un estudio de mercado realizado por el vicepresidente de marketing John Sculley, quien posteriormente se iría a dirigir Apple por solicitud del mismo Steve Jobs, quien lo convenció con la mítica frase: “¿Quieres seguir vendiendo agua azucarada o quieres cambiar el mundo?”

La Guerra de las Colas: Pepsi Vs Coca-Cola

A mediados de la década de 1970, la rivalidad entre Pepsi y Coca-Cola estalló en una confrontación abierta y pública, dando inicio a lo que se conocería como la "Guerra de las Colas". El catalizador principal de este enfrentamiento fue una ingeniosa campaña de marketing lanzada por Pepsi en 1975: el "Desafío Pepsi".

El Desafío Pepsi consistió en pruebas de sabor a ciegas realizadas en lugares públicos como centros comerciales. Se pedía a los consumidores que probaran dos vasos iguales de gaseosas sin marca (uno contenía Pepsi y el otro Coca-Cola) y dijeran cuál preferían. Curiosamente, en la mayoría de los casos los consumidores elegían el sabor de Pepsi.

Al ver estos resultados positivos, los directivos de Pepsi fueron extendiendo el reto a más países y comenzaron a producir anuncios publicitarios que mostraban a los consumidores expresando su sorpresa al descubrir que, después de las pruebas a ciegas, preferían más el sabor de Pepsi.

Esta campaña fue un golpe directo y efectivo contra Coca-Cola. No solo cuestionó la superioridad del sabor de la Coca-Cola, sino que lo hizo utilizando consumidores reales en un formato aparentemente objetivo.

Poco a poco las ventas de Coca-Cola comenzaron a caer, mientras que las de Pepsi aumentaban sin parar. El Desafío Pepsi estaba logrando su objetivo y Coca-Cola tendría que contragolpear si no quería seguir perdiendo terreno en el mercado.

En 1982, como una de sus primeras contraofensivas frente al Desafío Pepsi, Coca-Cola lanzó nuevos productos, como la Coca-Cola Cherry, una variante de la Coca-Cola con sabor a cereza; y la Diet Coke, una bebida baja en calorías que en otros países se comercializaría con el nombre Coca-Cola Light y que llegaba para competir con la Diet Pepsi. Además, Coca-Cola puso en marcha una campaña titulada “La elección de América”, buscando posicionar su bebida como la primera opción de los consumidores americanos. Si bien estas estrategias tuvieron un impacto positivo, no serían suficientes para derrotar a su rival, que no se iba a quedar cruzado de brazos. Además, es importante destacar que Coca-Cola, como marca líder, se abstenía de mencionar públicamente a Pepsi; mientras que Pepsi, como marca retadora, no tenía problema en mencionar directamente a su rival para catapultarse en su posicionamiento.

Para aprovechar su gran momento y los excelentes resultados que venía logrando, Pepsi continuó su ofensiva de marketing centrada en la juventud y la cultura pop. En 1984, lanzó la campaña "La Elección de una Nueva Generación", que se convertiría en una de las más icónicas de la marca. Esta campaña se asoció fuertemente con grandes estrellas de la música, como Michael Jackson. De hecho, el acuerdo comercial con Michael Jackson estableció una cifra récord al ser el primero en superar los $5 millones de dólares. Sus comerciales, que utilizaban versiones modificadas de sus éxitos como "Billie Jean", fusionaron entretenimiento y publicidad como nunca antes, catapultando las ventas de Pepsi y consolidando su imagen como la marca cool y moderna.

Pepsi continuó esta estrategia con otros íconos de los 80’s como Lionel Richie, Tina Turner y David Bowie. En 1989, firmó otro acuerdo multimillonario con Madonna para usar su canción "Like a Prayer" en un comercial global. Sin embargo, el lanzamiento casi simultáneo del controvertido video musical de Madonna, con imágenes religiosas consideradas blasfemas por algunos grupos, provocó una reacción violenta y obligó a Pepsi a retirar el comercial rápidamente. A pesar de este contratiempo, la estrategia general de Pepsi de alinearse con la música y las celebridades más importantes del momento fue enormemente exitosa en plena Guerra de las Colas, ayudándola a ganar cuota de mercado y a definir su identidad de marca en oposición a la de Coca-Cola.

Pepsi, con mucho ingenio y osadía, había conseguido establecerse en una posición competitiva muy favorable: era la gaseosa más barata, con mejor sabor (de acuerdo con el Desafío Pepsi) y sus campañas publicitarias eran ingeniosas y memorables.

Coca-Cola, que seguía tratando de evitar responder directamente a Pepsi para no legitimarla como una amenaza, se sintió acorralada. Desesperada, la compañía intentaba descifrar por qué los consumidores elegían el sabor de Pepsi. Para averiguarlo, comenzó a reproducir la prueba del Desafío Pepsi en sus propios laboratorios. Los resultados eran los mismos: a ciegas, la gente prefería el sabor de Pepsi. No tardaron en descubrir el porqué: la Pepsi era ligeramente más dulce que la Coca-Cola, motivo por el cual su sabor era percibido como más agradable.

Aunque análisis posteriores sugirieron que la metodología del "sorbo" favorecía a la bebida más dulce y no reflejaba necesariamente la preferencia al consumir una lata entera, el impacto psicológico y de marketing era innegable, por lo que los directivos de Coca-Cola decidieron hacer lo impensado: cambiar la fórmula de la Coca-Cola.

La compañía puso en marcha un proyecto llamado “Proyecto Kansas”, encabezado por el vicepresidente de marketing, Sergio Zyman, y el presidente de Coca-Cola Estados Unidos, Brian Dyson.

Durante tres años se hicieron diversos estudios y se ensayaron fórmulas alternativas de la Coca-Cola aumentando su dulzura. Los resultados de las pruebas de sabor realizadas a grupos de enfoque eran contundentes: la mezcla más dulce venció abrumadoramente tanto a la Coca-Cola regular como a la Pepsi.

En las encuestas, la mayoría de los catadores respondieron que este sabor más dulce podría reemplazar a la Coca-Cola Clásica, solo que les tomaría un tiempo acostumbrarse. Sin embargo, otro grupo de catadores (de alrededor del 10% al 12%), se sentían enfadados solo con la idea de que reemplazarían a su tradicional Coca-Cola.

Un grupo importante de enfoque fueron las embotelladoras de la compañía, las cuales ya se estaban quejando de agregar otros productos a la línea de venta, como la Diet Coke. A la encuesta, todas las embotelladoras respondieron que “una nueva variedad de Coca-Cola en competencia con el producto principal, podría, si tiene éxito, diluir las ventas existentes de Coca-Cola y aumentar la proporción de bebedores de Pepsi en relación con los bebedores de Coca-Cola”.

Los ejecutivos de Coca-Cola decidieron enfocarse en las respuestas positivas ante el sabor más dulce, que eran la mayoría, y lanzaron esta nueva fórmula con el nombre “New Coke”. La bebida fue presentada el 23 de abril de 1985 en una conferencia de prensa en la ciudad de Nueva York.

Roberto Goizueta, el entonces presidente de The Coca-Cola Company, fue el encargado de la presentación de la nueva bebida, describiéndola como: “Un sabor audaz y armonioso”.

Coca-Cola presentó la nueva fórmula con una gran publicidad en Nueva York. Trabajadores de la renovación de la Estatua de la Libertad fueron simbólicamente los primeros estadounidenses que se llevaron latas de New Coke a sus casas; y en Washington DC miles de latas de New Coke fueron regaladas en Lafayette Park.

Las cifras de ventas en las ciudades y otras regiones donde se había introducido el nuevo producto mostraron un crecimiento de acuerdo con las expectativas de la empresa. De hecho, las ventas de Coca-Cola subieron un 8% respecto al mismo periodo del año anterior. Sin embargo, este aumento de las ventas solo sería la antesala a una de las mayores crisis en la historia de la empresa.

Con el transcurrir de los días, la sede de la compañía en Atlanta comenzó a recibir cartas expresando ira o decepción profunda. Más de 400.000 llamadas y cartas fueron recibidas por la empresa, incluyendo una carta entregada a Goizueta pidiendo su autógrafo como la firma de «uno de los ejecutivos más tontos de la historia empresarial estadounidense». La línea directa de la compañía recibió 1.500 llamadas al día en comparación con 400 que recibía antes, y todas quejándose por el cambio de la fórmula de Coca-Cola. Las calles se llenaron de manifestantes pidiendo a gritos que regresara la fórmula clásica de Coca-Cola.

Un psiquiatra contratado para escuchar las llamadas a los ejecutivos de la compañía dijo que algunas personas sonaban como si estuvieran hablando de la muerte de un miembro de la familia.

Pero el desastre apenas comenzaba. Las tiendas, restaurantes, bares y centros comerciales empezaron a devolver las cajas de New Coke porque no se vendían y exigieron que se les surtiera de la Coca-Cola Clásica.

De repente, este hecho se convirtió en un asunto de interés nacional. Un senador habló en el congreso exigiendo una solución. Artistas, politólogos, columnistas y líderes de opinión también se expresaron al respecto.

Luego se formó una asociación civil, la Old Cola Drinkers of America (con $120 mil dólares de fondos iniciales), que buscaba forzar a Coca-Cola a regresar a la fórmula original o, de lo contario, comprarían la compañía y se la entregarían a alguien que sí lo hiciera.

Las embotelladoras de la empresa decidieron demandar a Coca-Cola debido a que sus ventas disminuyeron y tenían el temor de quedar en bancarrota. La New Coke se convirtió en una catástrofe para Coca Cola, llegando a ser considerada como “el peor error empresarial de su historia”. Se calcula que las pérdidas para la compañía fueron de unos $50 millones de dólares de la época.

Para aprovechar la crisis de su rival, Pepsi lanzó un comercial que retrataba la situación actual del mercado: se encontraban sentadas tres personas bajo el sol de la tarde y una de ellas hablaba de su decepción con la New Coke, mientras que otra de las personas le invitaba una lata de Pepsi. El comercial, titulado “Ellos cambiaron mi Coca-Cola”, finalizaba con la primera persona quedando fascinada con el sabor de Pepsi. Para este punto del enfrentamiento, Pepsi ya había logrado arrebatarle un 14% del mercado a Coca-Cola.

Ante el resultado adverso generado por la New Coke, Coca-Cola no tuvo más opción que dar un paso atrás. El 10 de Julio de 1985, menos de tres meses después del lanzamiento de la New Coke, los ejecutivos de la compañía anunciaron el regreso a la fórmula clásica de la Coca-Cola.

Donald Keough, director general de Coca-Cola, fue el encargado de hacer el anuncio y mencionó que no todo fue negativo con este cambio, porque la compañía y el público aprendieron sobre la tradición y pasión que tiene la marca para la humanidad.

“El sentimiento de desprecio hacia la New Coke, que pasó las fronteras de país en país, nos dio una lección de humildad y nos hizo dar cuenta de que nuestros verdaderos jefes son los consumidores. ¡Realmente lo sentimos!” –Fueron sus palabras.

Ese día, operaban al presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, pero el asunto del regreso de la fórmula de la Coca-Cola Clásica era tan importante que la noticia de la salud del presidente ocupó una segunda plana en los noticieros y periódicos.

La New Coke siguió comercializándose bajo el nombre Coca-Cola hasta 1992, cuando pasó a llamarse oficialmente Coca-Cola II. El producto con la fórmula original se comercializaba con el nombre Coca Cola Classic, pero más tarde pasaría a llamarse solo Coca-Cola.

Todo este conflicto generado por la New Coke le otorgó una enorme publicidad a Coca-Cola. En casa y en las reuniones con los amigos no se hablaba de otra cosa que no fuera el terrible error que habían cometido los ejecutivos de la empresa. Cuando regresó la vieja fórmula, la gente había redescubierto su amor por esta bebida y las ventas de Coca-Cola Classic crecieron a un ritmo impensado.

Para finales de 1985, la mala decisión de la New Coke había hecho ganar a The Coca-Cola Company una mayor cuota de mercado. Ni el más optimista de los ejecutivos de la empresa había previsto tal nivel de ventas para el segundo periodo de ese año.

Paradójicamente, el error de Coca-Cola terminó poniendo la situación a su favor y le permitió recuperar el terreno perdido, continuando con su hegemonía sobre Pepsi durante las siguientes décadas.

Debido al desenlace de esta historia, muchos teorizaron que el error de la New Coke hizo parte de un plan maestro de Coca-Cola para derrotar a su rival. Al respecto, Donald Keough declaró:

“Habrá quien diga que Coca-Cola ha cometido un gran error empresarial, y algunos cínicos han dicho que todo esto estaba cuidadosamente planeado. Bien, la pura verdad es que no somos ni tan estúpidos para lo uno, ni tan inteligentes para lo otro.”

En cuanto a quién ganó La Guerra de las Colas, la respuesta es que ambas compañías supieron beneficiarse del enfrentamiento. Por una parte, Pepsi logró aumentar el reconocimiento de su marca a nivel global y se consolidó como la segunda marca de gaseosas más popular en el mundo; y, por otra parte, Coca-Cola desafió su status quo y fortaleció la fidelidad de los clientes hacia su marca.

Vale mencionar que la guerra entre Pepsi y Coca-Cola a través de los años no solo se ha librado en el plano del marketing, sino también en el campo legal, social y político. Por ejemplo, en los años 70’s, Pepsi, con ayuda del presidente Richard Nixon, obtuvo los derechos exclusivos de venta en la Unión Soviética, convirtiéndose en la primera marca estadounidense en comercializarse en este mercado y dejando a Coca-Cola por fuera de tierras soviéticas. Coca-Cola, por su parte, mientras negociaba su regreso a China tras la muerte del dictador Mao Zedong, respondería moviendo sus fichas para complicar la llegada de Pepsi a ese mercado. Esta lucha por la exclusividad también se ha librado en universidades, cafeterías, supermercados y cadenas de restaurantes. Además, existen múltiples denuncias mutuas entre ambas compañías por casos de espionaje industrial. Sin duda, ha sido una guerra intensa en la que ninguno de los contendientes está dispuesto a ceder tan siquiera un punto de ventaja en el mercado, porque ese punto representa millones de dólares en ventas.

Si quieres saber qué pasó con Coca-Cola después de la Guerra de las Colas, corre a ver el video que hicimos sobre la historia, secretos, curiosidades y el lado oscuro de Coca-Cola. Seguro que aprenderás varios datos muy interesantes.

Innovaciones de Pepsi y adquisiciones estratégicas

Tras la intensidad de la Guerra de las Colas en los 80’s, PepsiCo entró en las décadas siguientes con una estrategia continua de diversificación y expansión global, adaptándose a los cambiantes gustos de los consumidores y a nuevas dinámicas de mercado.

Entre 1977 y 1986, PepsiCo realizó tres grandes adquisiciones: Pizza Hut a través de un intercambio de acciones; Taco Bell por $125 millones de dólares; y KFC por $840 millones de dólares, incursionando así con fuerza en el sector de los restaurantes.

A principios de la década de 1990, una tendencia de marketing equiparaba la claridad y la transparencia con la pureza y la salud. En un intento por capitalizar esta ola, Pepsi lanzó uno de sus productos más ambiciosos: Crystal Pepsi. Se trataba de una cola transparente, sin cafeína, posicionada como una alternativa más saludable y novedosa a los refrescos oscuros tradicionales. Con eslóganes como "Nunca has visto un sabor como este", la campaña de marketing, que incluyó un anuncio de alto perfil en el Super Bowl, generó una curiosidad inicial masiva. De hecho, en su primer año, Crystal Pepsi logró capturar una cuota de mercado significativa, generando ventas por valor de casi $474 millones de dólares.

Sin embargo, el éxito inicial fue efímero, esto debido a que el producto estaba plagado de fallos fundamentales desde su concepción. En primer lugar, creó una disonancia cognitiva en los consumidores. Durante un siglo, el público había sido condicionado a asociar el color oscuro con el sabor a cola y los colores claros con sabores cítricos, como el de 7-Up o Sprite. Crystal Pepsi rompía este modelo mental, generando confusión e incluso una leve ansiedad en los consumidores, que no sabían cómo procesar el producto. David Novak, el creador del refresco, admitió más tarde que uno de los mayores errores fue ignorar los comentarios de los embotelladores, quienes le advirtieron que el producto necesitaba saber más a la Pepsi original para tener éxito.

Además, el marketing fue percibido como engañoso. Aunque se promocionaba como una opción "saludable", Crystal Pepsi tenía casi el mismo contenido calórico y de jarabe de maíz de alta fructosa que la Pepsi regular, lo que erosionó la confianza del consumidor. A nivel técnico, la elección de una botella transparente, aunque coherente con el concepto, no ofrecía protección contra los rayos UV, lo que provocaba que la bebida se degradara con el tiempo en los estantes de las tiendas, desarrollando un sabor amargo.

El golpe de gracia, sin embargo, provino de su archirrival en un presunto acto de sabotaje competitivo. El director de marketing de Coca-Cola, Sergio Zyman, lanzó "Tab Clear". Este producto fue diseñado intencionadamente para fracasar, un ejemplo de "marketing kamikaze". Al posicionar un producto deliberadamente malo (Tab Clear) junto a Crystal Pepsi, Coca-Cola buscaba confundir a los consumidores y afectar negativamente la imagen de toda la categoría de colas transparentes. La estrategia funcionó a la perfección. La confusión del consumidor y la mala reputación de Tab Clear contagiaron a Crystal Pepsi, y ambos productos fueron retirados del mercado en un plazo de seis meses. El fracaso de Crystal Pepsi se convirtió en un caso de estudio sobre la importancia de alinear un producto con las expectativas arraigadas de los consumidores y una cruda lección sobre la naturaleza implacable de la rivalidad corporativa.

El Peor error en la historia de Pepsi

En 1992, a Pepsi se le ocurrió una gran idea para ganarle terreno a Coca-Cola en Filipinas: realizar un concurso prometiendo hacer millonaria a una persona afortunada. El concurso fue lanzado con una agresiva estrategia de expectativa que impulsó las ventas de los productos de Pepsi casi un 40% gracias a que, antes de entregar el premio mayor, los consumidores podían obtener premios en efectivo que iban desde los $1.000 pesos filipinos. Cuando finalmente llegó la etapa final del concurso, se anunció que el ganador de $1 millón de pesos filipinos (aproximadamente unos $40.000 dólares) sería quien encontrara la tapa con el número 349. Todo marchaba según el plan, sin embargo, un error convertiría el éxito de la campaña en uno de los mayores fracasos en la historia de Pepsi… En lugar de imprimir una sola vez el número 349, este fue impreso en 800 mil tapas. Miles de filipinos salieron emocionados por haber encontrado el número ganador, pero Pepsi no estaba dispuesta a pagarle a todos ellos. La compañía trató de salvar la situación diciendo que las tapas no tenían el código de seguridad correcto, pero la gente reaccionó enfurecida atacando sus fábricas y camiones. El saldo final para Pepsi fue: millones de dólares en pérdidas, miles de demandas por fraude y engaño, clientes enfurecidos y una marca desprestigiada.

El segundo peor error en la historia de Pepsi

En 1995, nuevamente Pepsi cometería otro de los más grandes errores empresariales de su historia. La compañía lanzó la campaña “Pepsi Stuff” con el eslogan “Bebe Pepsi, consigue cosas”. La idea era que los consumidores acumularan puntos por cada botella o lata de Pepsi que compraran para posteriormente cambiarlos por mercancías como camisetas, gorras, chaquetas de cuero, relojes y bicicletas de montaña.

La campaña se dirigió principalmente al público juvenil, la llamada “Generación Pepsi”. Para difundir la campaña, la compañía creó un comercial televisivo en el que se veía a un chico alistándose para ir al colegio mientras se iba poniendo algunos de los ítems canjeables y se mostraba la cantidad de puntos necesarios para adquirirlos: “Camiseta: 80 puntos; chaqueta de cuero: 1.200 puntos;”. Al final del comercial, el chico llegaba a su colegio en un avión de combate mientras aparecía en pantalla el texto: “Harrier fighter: 7.000.000 de puntos Pepsi". "Ahora, cuanto más Pepsi bebas, más cosas geniales obtendrás", decía el anuncio. Para los creativos de Pepsi, se trataba de una simple broma, pues consideraban que era prácticamente imposible que alguien llegara a acumular 7 millones de puntos. Sin embargo, subestimaron a los consumidores.

Al otro lado de la pantalla se encontraba John Leonard, un joven de 21 años estudiante de administración de empresas que, al no ver ninguna letra pequeña en pantalla aclarando que lo del avión era una broma, se lo tomó muy en serio y sacó su libreta para hacer cuentas. Sumó y multiplicó para establecer la cantidad de refrescos que necesitaba comprar y agregó los costos de la logística y el almacenamiento que requería para ejecutar la operación. Su conclusión fue que necesitaba en total $4.3 millones de dólares para reunir los puntos y obtener el avión. Una cifra considerable, pero, si tenemos en cuenta que el avión tenía un costo de más de $30 millones de dólares, resultaba ser una oportunidad de inversión bastante atractiva. Lleno de determinación, elaboró un completo plan de negocios con la propuesta de inversión y se lo presentó al millonario Todd Hoffman, a quien había conocido en un viaje en el que trabajó como guía asistente de alpinismo.

Hoffman, a partir de su experiencia, le hizo varias preguntas para determinar la viabilidad del plan. Una de estas preguntas hizo que el plan se derrumbara: ¿Qué pasaría si, cuando estuvieran a punto de terminar de reunir todas las etiquetas, la promoción se terminaba? ¿Qué harían con millones de refrescos sin etiqueta? Aunque esto fue una enorme decepción para Leonard, no se rindió. Se puso a analizar con detalle el catálogo de puntos de Pepsi y las bases de la campaña tratando de encontrar algo; entonces se fijó en que Pepsi permitía comprar puntos por ¢10 centavos cada uno, esto con el objetivo de permitirles a los consumidores comprar los puntos que les faltaban para completar los necesarios para adquirir algún premio. El único requisito era contar con al menos 15 puntos canjeados más los puntos comprados al reclamar el premio.

Entusiasmado, Leonard hizo cuentas y solo necesitaba 15 puntos y $700.000 dólares para obtener el avión. Se puso en contacto con Hoffman y lo convenció de firmarle un cheque por $700.000 dólares. Inmediatamente Leonard envío a Pepsi el dinero y los puntos. Semanas más tarde, Pepsi le respondió: ¡Qué gracioso! Aquí está su cheque y unos cupones de regalo.

La situación desencadenó en una disputa legal que se extendió por varios años. Algunos medios retrataban a Leonard como el David que luchaba contra el Goliat Pepsi, mientras que otros lo tachaban de oportunista por querer aprovecharse de Pepsi.

Pepsi trató de llegar a un acuerdo con Leonard, pero él rechazó todas las propuestas. Posteriormente, Pepsi modificó su comercial añadiendo ceros a la cifra del avión, indicando que se requerían 700 millones de puntos para conseguirlo. Y añadió una leyenda que decía: "Es una broma".

Al final, la jueza Kimba Wood falló a favor de Pepsi argumentando que:

"Ninguna persona objetiva podría haber concluido razonablemente que el comercial en realidad ofrecía a los consumidores un avión Harrier. Además, ninguna escuela proporcionaría un espacio de aterrizaje para el avión de combate de un estudiante, ni aprobaría la interrupción que causaría el uso del avión."

Décadas después, Netflix produjo una mini-serie documental sobre esta anécdota: “Pepsi, ¿Dónde está mi Jet?”. En ella, Michael Patti, exdirector creativo de la firma de publicidad encargada de los anuncios de Pepsi, reveló que originalmente el número de puntos que llevaba el comercial bajo el avión Harrier era 700.000.000, pero que fue modificado porque los directivos de Pepsi consideraron que esa cifra era muy difícil de leer, así que solicitaron eliminarle dos ceros sin considerar las posibles consecuencias de ello. Hasta el día de hoy, este caso continúa siendo objeto de debates y polémicas.

La historia de Pepsiman, el superhéroe de Pepsi

A mediados de la década de 1990, en un esfuerzo por aumentar su cuota de mercado en Japón, Pepsi creó a "Pepsiman", un superhéroe caracterizado por su brillante traje plateado y azul con el logo de Pepsi.

La campaña de Pepsiman se distinguió por su enfoque enérgico y a menudo humorístico. Los anuncios mostraban al personaje corriendo a velocidades increíbles para entregar una refrescante Pepsi a personas sedientas en situaciones cotidianas que rápidamente se convertían en cómicos aprietos. El eslogan recurrente, "¡Pepsiman!", era gritado al final de cada hazaña, consolidando la identidad del personaje.

Si bien es difícil cuantificar el impacto directo de Pepsiman en las cifras de cuota de mercado, la campaña fue un notable ejemplo de marketing localizado y se convirtió en un fenómeno de la cultura pop en Japón, siendo recordado hasta el día de hoy. La popularidad del personaje fue tal que trascendió los comerciales, generando mercancía personalizada y hasta tuvo su propio cómic y un videojuego para la consola PlayStation que alcanzó estatus de culto, demostrando el esfuerzo de Pepsi por innovar en el campo del marketing.

Decisiones estratégicas de Pepsi e innovaciones en el nuevo siglo

En 1997, PepsiCo tomó una decisión estratégica clave al separar sus cadenas de restaurantes (Pizza Hut, Taco Bell y KFC) en una compañía independiente llamada “Tricon Global Restaurants” (que más tarde se convertiría en “Yum! Brands”). Esta medida permitió a PepsiCo centrarse en sus negocios principales de bebidas y snacks, que ofrecían mayores sinergias y márgenes de beneficio. Dicha reestructuración fue seguida por importantes adquisiciones destinadas a fortalecer su cartera en áreas de crecimiento. Estas fueron algunas de ellas:

  • Tropicana (en 1998): La adquisición de Tropicana Products a Seagram Company por $3.300 millones representó una incursión clave en el mercado de jugos, añadiendo una marca líder en jugos refrigerados y posicionando a PepsiCo para competir más eficazmente contra Minute Maid de Coca-Cola.

  • Quaker Oats Company (en 2001): Esta fusión de $13.900 millones de dólares fue una de las más grandes de PepsiCo. Aportó no solo la icónica marca de avena Quaker, sino también, de manera crucial, la marca de bebidas deportivas Gatorade, líder indiscutible en su categoría. Además, incluyó otras marcas de comestibles como Cap'n Crunch y Aunt Jemima (ahora conocida como Pearl Milling Company). Esta adquisición reforzó significativamente tanto la división de alimentos como la de bebidas de PepsiCo, especialmente en el creciente segmento de salud y bienestar.

  • Embotelladoras (en 2010): PepsiCo readquirió a sus dos mayores embotelladoras norteamericanas, Pepsi Bottling Group y PepsiAmericas, por $7.800 millones de dólares. Esto le dio un mayor control sobre su sistema de distribución en América del Norte, permitiéndole una mayor eficiencia y agilidad en la respuesta al mercado, aunque revirtiendo la estrategia anterior de separar las operaciones de embotellado para centrarse en el negocio principal de producción del jarabe.

  • SodaStream (en 2018): La adquisición de SodaStream por $3.200 millones de dólares significó una entrada estratégica al mercado de bebidas caseras y respondió a las crecientes preocupaciones sobre la sostenibilidad y los residuos plásticos.

No obstante, más allá de las adquisiciones mencionadas, PepsiCo continuó innovando internamente. Se lanzaron extensiones de marca como Pepsi Wild Cherry, Pepsi Mango y Pepsi Zero Sugar. Se introdujeron nuevas marcas como Aquafina (de agua embotellada) y Bubly (de agua con gas). La compañía también experimentó con sabores y formatos, como Doritos Locos Tacos (en colaboración con Taco Bell) y la expansión de la línea FLAMIN' HOT a varias marcas de snacks.

Además, PepsiCo intensificó su enfoque en los mercados internacionales, especialmente en los emergentes. Realizó importantes inversiones en Rusia (adquiriendo el fabricante de jugos Lebedyansky en 2008 y Wimm-Bill-Dann Foods en 2011); y en China, Brasil, India y México (adquiriendo Sabritas en 1966 y Gamesa en 1990). Esta expansión global fue crucial para mantener el crecimiento a medida que los mercados maduros, como América del Norte, se volvían más competitivos y saturados.

La combinación de reestructuración estratégica, adquisiciones clave, innovación interna y expansión global le permitió a PepsiCo transformarse en el gigante diversificado que es hoy, con una cartera equilibrada entre bebidas y alimentos convenientes, y una fuerte presencia tanto en mercados desarrollados como emergentes.

Desde la década de 1990 hasta la actualidad, la estrategia de marketing de Pepsi ha seguido evolucionando, adaptándose a las nuevas tecnologías, las cambiantes expectativas de los consumidores y el panorama cultural. Si bien se mantuvo el enfoque central en la juventud, la música y los deportes, las tácticas se modernizaron significativamente.

Pepsi continuó asociándose con destacadas personalidades de la música y el entretenimiento. En los 90’s, figuras como la supermodelo Cindy Crawford y la leyenda del baloncesto Shaquille O'Neal protagonizaron campañas memorables. En los 2000 y más allá, realizó colaboraciones con estrellas globales como Britney Spears, Beyoncé, Shakira, Jennifer Lopez y, más recientemente, Megan Thee Stallion. Los patrocinios deportivos también siguieron siendo clave, incluyendo asociaciones a largo plazo con la NFL, la NBA, la MLB, la NHL y la UEFA Champions League; y produciendo comerciales icónicos con deportistas como David Beckham, Iker Casillas y Lionel Messi.

En el 2001, Coca-Cola anunció que, por cada lata de Pepsi, se vendían dos de Coca-Cola. La respuesta de Pepsi fue uno de los comerciales más recordados de la histórica rivalidad entre las dos compañías. Dicho comercial se titula “Vending Machine” (o “Máquina Expendedora”), e inicia con un niño caminando hacia una máquina expendedora de bebidas. Al llegar a la máquina, inserta una moneda y solicita una lata de Coca-Cola. Luego repite el proceso y pide otra lata de Coca-Cola, y justo en ese momento llega el giro de la trama cuando el niño acomoda las dos latas de Coca-Cola para pararse en ellas y poder alcanzar el botón de Pepsi. Finalmente, el niño toma su lata de Pepsi y se va feliz, dejando tiradas las dos latas de Coca-Cola. De esta forma, Pepsi daba un golpe contundente a su rival, demostrándole una vez más que era capaz de competirle al mismo nivel en el campo del marketing.

En el 2002, Pepsi lanzó al mercado la Pepsi Blue, una bebida gaseosa de color azul brillante y sabor a bayas. Su distintivo color se lograba con el colorante Azul 1. A pesar de una fuerte promoción inicial, dejó de producirse en 2004 debido a la baja aceptación de su sabor, que muchos consideraban muy artificial, y a cierta controversia sobre el colorante. Aunque fue un fracaso comercial en Estados Unidos, la Pepsi Blue se ha mantenido o ha regresado por temporadas esporádicamente en otros mercados internacionales.

Con el auge del marketing digital y las redes sociales, Pepsi también ha sabido adaptarse para conectar con las generaciones más jóvenes, principalmente Millennials y Generación Z. Pepsi utiliza activamente plataformas como Instagram, TikTok, Facebook y YouTube para interactuar con su audiencia. Sus estrategias incluyen:

  • Campañas Interactivas y Virales: Creación de contenido diseñado para la participación del usuario y la viralidad, como desafíos en TikTok, campañas basadas en hashtags (como #PepsiMoji y #SayItWithPepsi) y contenido generado por el usuario.

  • Marketing con Influencers: Colaboraciones con creadores de contenido y celebridades relevantes para la cultura juvenil, tanto a gran escala como micro-influencers, para generar autenticidad y alcance.

  • Marketing Experiencial y Tecnológico: Uso de realidad aumentada (AR), realidad virtual (VR) y otras tecnologías para crear experiencias de marca inmersivas y personalizadas.

  • Personalización y Marketing en Tiempo Real: Utilización de datos para personalizar mensajes y reaccionar rápidamente a eventos culturales y tendencias.

Este enfoque hacia lo digital no es solo un cambio de canal, sino una transformación hacia una comunicación más bidireccional, interactiva y co-creada con los consumidores, alejándose del modelo de transmisión unidireccional de la publicidad tradicional y reflejando así una adaptación necesaria a cómo las generaciones más jóvenes interactúan con las marcas, buscando autenticidad, compromiso y participación. No obstante, la compañía también ha cometido errores de marketing recientes que vale la pena mencionar. Un caso concreto es el del comercial con Kendall Jenner de 2017.

Este comercial, parte de la campaña "Live for Now", presentaba a la modelo abandonando una sesión de fotos para unirse a una protesta multicultural. En el clímax del anuncio, Jenner se acerca a una fila de policías, le entrega una lata de Pepsi a uno de ellos como gesto de paz, y el oficial sonríe, disolviendo la tensión mientras la multitud estalla en emoción.

La reacción del público fue inmediata y brutalmente negativa. En cuestión de horas, el anuncio fue objeto de una condena casi universal en las redes sociales. Los críticos acusaron a Pepsi de una insensibilidad cultural atroz y de trivializar y apropiarse cínicamente de movimientos de justicia social serios y a menudo peligrosos, en particular el movimiento Black Lives Matter. La imagen de Jenner ofreciendo una Pepsi a un policía fue vista como una parodia ofensiva de momentos icónicos de protesta real, como la famosa fotografía de Ieshia Evans enfrentándose pacíficamente a la policía antidisturbios en Baton Rouge.

El fracaso del anuncio se atribuyó a una confluencia de errores críticos. En primer lugar, la falta de coherencia: Pepsi no tenía un historial creíble de activismo social, por lo que su intento de capitalizar el espíritu de la protesta fue percibido como oportunismo e hipocresía. En segundo lugar, el casting fue problemático: elegir a una supermodelo blanca y privilegiada como la "pacificadora" en un contexto que evocaba protestas por la justicia racial fue visto como un refuerzo de la narrativa del "salvador blanco" y una marginación de las voces de los activistas reales. Y, por último, se culpó al proceso de creación interno, acusándolo de carecer de la perspectiva externa y la diversidad de opiniones necesarias para construir un concepto que realmente representara el espíritu de la lucha social.

Abrumada por la reacción, Pepsi retiró el anuncio de varios millones de dólares menos de 48 horas después de su lanzamiento y emitió una disculpa tanto al público como a Kendall Jenner. El incidente se convirtió en un caso de estudio sobre los peligros del "woke-washing" (apropiación superficial de causas sociales) y reafirmó la importancia de que las marcas tengan coherencia entre sus acciones y las causas que dicen apoyar.

A medida que PepsiCo expandía su presencia global, refinó su capacidad para equilibrar una imagen de marca global consistente con la adaptación a las culturas y gustos locales. Estas son algunas de las estrategias que ha implementado para lograrlo:

  • Adaptación de Productos: Introducción de sabores específicos para mercados regionales (por ejemplo, Pepsi con sabor a Osmanthus en China, Slice con sabor a mango en India, y ediciones limitadas en Japón, como Pepsi Salty Watermelon).

  • Campañas Localizadas: Uso de celebridades locales (por ejemplo, estrellas de Bollywood en India para la campaña "Yehi Hai Right Choice Baby"), adaptación de lemas y mensajes para evitar errores de traducción culturalmente insensibles (como lo que le sucedió en Taiwán por el lema “come alive with Pepsi”, que fue traducido erróneamente como “Pepsi resucitará a los muertos”), y alineación con eventos y pasiones locales (por ejemplo, el comercial con el equipo de cricket en India).

  • Estrategia "China for China": Iniciativas específicas como "East for East" o "China for China" con centros de I+D dedicados (como el de Shanghai) para desarrollar productos que satisfagan específicamente los gustos y necesidades locales.

Y, en respuesta a las crecientes demandas de los consumidores por opciones más saludables y una mayor responsabilidad corporativa, PepsiCo ha integrado cada vez más la salud, el bienestar y la sostenibilidad en su plan de marketing. Estas son algunas de sus estrategias:

  • Promoción de Opciones Saludables: Marketing activo de productos bajos en o sin azúcar (como Pepsi Zero Sugar, Diet Pepsi y Gatorade Zero), snacks horneados, marcas adquiridas en categorías más saludables y reformulación de productos existentes para reducir la cantidad de azúcar, sodio y grasas saturadas.

  • PepsiCo Positive (pep+): Lanzada en 2021, esta estrategia marco integra la sostenibilidad (agricultura regenerativa, gestión del agua, economía circular para envases, reducción de emisiones) y el capital humano (diversidad, equidad, inclusión) en el núcleo de su modelo de negocio y se comunica activamente. Iniciativas como el uso de plástico 100% reciclado en botellas y la promoción de SodaStream son ejemplos tangibles de ello.

  • Marketing con Propósito: Destacar iniciativas sociales a través de la Fundación PepsiCo, programas como Food for Good, el compromiso con la igualdad racial y la diversidad de proveedores, son ejemplos de ello.

Con estas acciones, PepsiCo busca ir más allá de la filantropía tradicional o la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Su objetivo es posicionar la sostenibilidad y el impacto social como motores integrales de la creación de valor a largo plazo y la relevancia de su marca, procurando alinear el beneficio con el propósito para atraer a consumidores cada vez más conscientes.

Las campañas recientes de la compañía reflejan justamente estas prioridades que hemos mencionado. La campaña "Make Your Gameday Epic" (de 2024), inspirada en Gladiador II, combina la NFL, la música (con Megan Thee Stallion versionando "We Will Rock You") y el cine, utilizando estrellas del deporte como Josh Allen y Travis Kelce. La campaña "Get Wild" (también de 2024) para Pepsi Wild Cherry se dirige a los millennials, abordando con humor las realidades de la vida adulta. Iniciativas como Pepsi Music Lab apoyan a artistas emergentes, y programas comunitarios como Pepsi Stronger Together evidencian el compromiso social. Y, una mención aparte merece DesafI.A Pepsi, una versión moderna del Desafío Pepsi realizado con inteligencia artificial para determinar las preferencias de los consumidores analizando no solo sus opiniones, sino también sus reacciones faciales, tono de voz y actividad cerebral. En un primer evento realizado en noviembre de 2024 en Colombia, el 58.3% de los participantes prefirió Pepsi Zero sobre otra cola sin azúcar.

“Hoy, la tecnología nos permite conectar con los consumidores de formas que antes eran impensables. DesafI.A Pepsi es un claro ejemplo de cómo la inteligencia artificial puede transformar una experiencia tradicional en algo completamente disruptivo y emocionante. Es una apuesta a la innovación en la industria de las bebidas.” -Declaró al respecto Jose Luis Silva, director de Marketing para Pepsi Latinoamérica.

En resumen, el marketing moderno de Pepsi es una mezcla dinámica de aprovechamiento de la cultura pop, fuerte presencia digital interactiva, adaptación global y un creciente énfasis en la salud, la sostenibilidad y el propósito como elementos centrales de la identidad de la marca.

Claves del éxito de Pepsi

Actualmente, PepsiCo vale más de $180.000 millones de dólares, factura más de $90.000 millones de dólares anuales, genera empleo para 319.000 personas, tiene presencia en más de 200 países y es dueña de la segunda marca de bebidas más consumida en el mundo, Pepsi, que se ubica solo por detrás de Coca-Cola. La compañía posee en su portafolio más de 100 reconocidas marcas que ofrecen una amplia variedad de productos a nivel global, entre los que se incluyen bebidas, snaks y cereales, consolidándose como la empresa de alimentos y bebidas más grande de Norteamérica.

¿Cuáles son las claves del éxito de Pepsi? A continuación, te compartimos algunas de ellas:

  1. Adaptabilidad y Resiliencia: Quizás la característica que mejor define a Pepsi es su capacidad para sobrevivir y adaptarse. Superó dos quiebras tempranas causadas por crisis externas como la volatilidad del precio del azúcar durante la Primera Guerra Mundial; navegó la Gran Depresión no solo sobreviviendo, sino prosperando gracias a una astuta estrategia de valor; y soportó y capitalizó la intensa Guerra de las Colas, incluso beneficiándose indirectamente de los errores de su rival. Esta capacidad de recuperación ante la adversidad ha sido fundamental para su éxito.

  2. Marketing Audaz e Innovador: Pepsi consistentemente ha desafiado los límites del marketing. Fue pionera con el primer jingle de radio nacional ("Nickel, Nickel"), una innovación que transformó la publicidad radiofónica; su campaña "El doble por ¢5 centavos" fue una brillante táctica de valor; la campaña "Pepsi Generation" redefinió el marketing de estilo de vida dirigido a la juventud; el "Desafío Pepsi" fue un movimiento competitivo ingenioso que desafió directamente al líder del mercado; y el uso pionero y continuo de respaldos de celebridades de primer nivel, especialmente en música y deportes, mantuvo a la marca culturalmente relevante. Esta voluntad de ser audaz, innovadora y culturalmente sintonizada en su marketing ha sido determinante.

  3. Diversificación Estratégica: La fusión con Frito-Lay en 1965 para formar PepsiCo fue trascendental. Creó un negocio más equilibrado y resistente, menos dependiente únicamente del volátil mercado de refrescos. Las adquisiciones posteriores (Tropicana, Quaker Oats/Gatorade, etc.) continuaron esta estrategia, construyendo una cartera diversificada que abarca múltiples categorías de alimentos y bebidas, incluyendo opciones más saludables que responden a las tendencias actuales de los consumidores.

  4. Innovación de Productos: Más allá del marketing, Pepsi ha innovado consistentemente en sus productos. El lanzamiento temprano de un refresco sin azúcar (la Diet Pepsi), la introducción de diferentes tamaños de botellas y latas, y la expansión a nuevas categorías, como agua embotellada y bebidas sin cafeína, demuestran una voluntad de evolucionar la oferta para satisfacer las necesidades del mercado.

  5. Competencia Efectiva: La intensa rivalidad con Coca-Cola, aunque costosa, también ha sido un motor para la innovación y la agudeza estratégica de Pepsi, obligándola a diferenciarse constantemente, a ser más agresiva en su marketing y a buscar nichos donde pudiera competir eficazmente contra el líder establecido.

  6. Sostenibilidad y responsabilidad social: Si bien Pepsi recibe muchas críticas por parte de organizaciones ambientales, sociales y de salud pública, la Responsabilidad Social Corporativa es uno de los pilares de su estrategia de posicionamiento de marca. La compañía ha hecho esfuerzos significativos en áreas como sostenibilidad ambiental, iniciativas sociales y el desarrollo de productos aparentemente saludables que le han ayudado a mejorar su imagen ante el público.

  7. Visión a largo plazo: Los directivos de la compañía han demostrado una visión a largo plazo, centrada no solo en las ganancias inmediatas, sino también en el crecimiento y la estabilidad futura. Este enfoque le ha permitido a Pepsi enfrentar desafíos y adaptarse a las tendencias del mercado.

El lado oscuro de Pepsi

Pero no todo ha sido “color de rosa” en la historia de Pepsi. A lo largo de sus más de 130 años de existencia, la compañía se ha visto envuelta en varias polémicas que han afectado su reputación pública.

La mayor crítica hacia la empresa está relacionada con los ingredientes que utiliza en sus productos. PepsiCo, junto con otros gigantes de la industria de bebidas azucaradas y ultraprocesados, se encuentra en el centro de un intenso debate sobre la salud pública. Durante décadas, ha enfrentado críticas constantes y un creciente escrutinio científico por el alto contenido de azúcar en sus productos más emblemáticos y su correlación con el aumento de las tasas de obesidad, diabetes tipo 2 y otras enfermedades metabólicas a nivel mundial. Instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) han presionado a la industria para que reduzca drásticamente el azúcar añadido en sus productos, y gobiernos de todo el mundo han comenzado a implementar medidas como impuestos a las bebidas azucaradas para desincentivar su consumo.

Si bien PepsiCo ha lanzado varias iniciativas y compromisos públicos, sus esfuerzos son considerados como mera hipocresía. En 2016, por ejemplo, la compañía estableció el objetivo de que, para 2025, al menos dos tercios de su cartera global de bebidas contuvieran 100 calorías o menos de azúcares añadidos por porción de 12 onzas. Sin embargo, estos compromisos han sido recibidos con escepticismo por parte de expertos en salud pública. Críticos como la profesora Marion Nestle han señalado la aparente hipocresía de anunciar estas metas mientras la compañía gasta millones de dólares en hacer lobby contra los impuestos a los refrescos, medidas que han demostrado ser eficaces para reducir el consumo. Además, el historial de la compañía en el cumplimiento de promesas anteriores es irregular; un informe de 2016 señaló que, a pesar de un compromiso de reducción de azúcar en 2009, los azúcares añadidos en sus productos habían aumentado en promedio un 4% desde 2006.

La estrategia de PepsiCo para reducir el azúcar ha generado su propia serie de controversias en torno a los edulcorantes artificiales, atrapando a la empresa en lo que se puede describir como una "guerra en dos frentes". Por un lado, la presión para eliminar el azúcar la ha llevado a depender de edulcorantes como el aspartamo. Sin embargo, las preocupaciones de los consumidores sobre la seguridad del aspartamo, a veces vinculadas a estudios sobre posibles riesgos para la salud, llevaron a PepsiCo a tomar una decisión drástica en 2015: eliminar el aspartamo de la Diet Pepsi en Estados Unidos y sustituirlo por sucralosa (conocida comercialmente como Splenda). Esta medida, lejos de resolver el problema, provocó una reacción violenta e inesperada de la base de consumidores más leales de Diet Pepsi, que preferían abrumadoramente el sabor de la fórmula original con aspartamo. Las ventas de Diet Pepsi se desplomaron más de un 10%. Menos de un año después, en 2016, PepsiCo dio marcha atrás y reintrodujo la versión con aspartamo bajo la etiqueta "Diet Pepsi Classic Sweetener Blend", creando una confusa estrategia de doble producto en el mercado. Para complicar aún más las cosas, la compañía, junto con sus competidores, ha enfrentado demandas que alegan que el uso del término "diet" (dietético) es engañoso, ya que algunos estudios sugieren que los edulcorantes artificiales no necesariamente conducen a la pérdida de peso y pueden estar asociados con otros riesgos para la salud.

Además, se ha acusado a PepsiCo, al igual que a Coca-Cola, de hacer aportaciones millonarias para evitar críticas sobre la relación del consumo de sus bebidas con la obesidad y otras enfermedades. Por ejemplo, un investigador de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston hizo referencia a que la ONG Save the Children, que apoyaba los impuestos a las bebidas azucaradas, dejó de hacerlo en 2010 tras recibir de The Coca-Cola Company y de PepsiCo más de $5.000.000 de dólares el año anterior. Según el informe, en el período 2011-2015, Coca-Cola destinó $6.000.000 de dólares a este tipo de acciones y PepsiCo $3.000.000 de dólares.

También, un estudio publicado en 2016 en la revista científica de la Asociación de Medicina Preventiva de Estados Unidos reveló que ambas multinacionales habrían financiado en los últimos cinco años a 96 organizaciones claves en la promoción de hábitos saludables en Estados Unidos, además de influenciar en la legislación nacional para que su negocio no se viese afectado. Específicamente, entre 2011 y 2015, las dos compañías presionaron contra 29 proyectos de ley de salud pública destinados a reducir el consumo de refrescos y mejorar la nutrición a través de impuestos, reglamentación de la publicidad y etiquetas de advertencia sanitaria.

En el plano ambiental, PepsiCo es señalada año tras año como una de las principales contaminadoras por plástico del mundo. Esta realidad ha desencadenado una oleada de desafíos legales y de relaciones públicas que atacan el núcleo de su modelo de negocio basado en envases de un solo uso. En una acción sin precedentes, el estado de Nueva York presentó en 2023 una demanda contra PepsiCo acusándola de crear una "molestia pública" por la contaminación plástica en el río Buffalo y sus alrededores. Un estudio realizado por la fiscalía general del estado reveló que los productos de PepsiCo eran la marca más comúnmente identificada entre los residuos plásticos recogidos en la zona, superando al siguiente infractor por un amplio margen.

Poco después, el condado de Los Ángeles y las Islas Vírgenes de Estados Unidos presentaron demandas similares, acusando a la empresa no solo de contaminar, sino también de engañar al público. Una acusación central en estas demandas es la de "greenwashing" o lavado de imagen verde. Se alega que PepsiCo ha engañado deliberadamente a los consumidores sobre la sostenibilidad de sus envases. La compañía ha promovido la idea de que sus botellas de plástico son "100% reciclables" y ha hecho promesas sobre la creación de una "economía circular", a pesar de que la gran mayoría del plástico no se recicla y de que su propio uso de plástico virgen ha aumentado en los últimos años, contradiciendo sus objetivos declarados. Aunque una de las demandas en Nueva York fue desestimada inicialmente, estos litigios representan una nueva y poderosa estrategia legal que busca trasladar la responsabilidad del fin de vida del producto del consumidor al productor, desafiando el modelo lineal de "tomar, hacer, desechar" en el que se basa la industria.

Paralelamente, el uso del agua por parte de PepsiCo es otra fuente de controversia. El agua no solo es el ingrediente principal de sus bebidas, sino que también es un recurso crítico para la agricultura de la que depende su cadena de suministro. La marca de agua embotellada Aquafina ha sido un punto particular de crítica. Durante años, la compañía fue cuestionada por vender agua del grifo municipal purificada a un precio muy superior, envasada en botellas de plástico que contribuyen a la contaminación. Esta práctica fue vista como la mercantilización de un recurso público, a menudo acompañada de un marketing que, implícitamente, denigraba la calidad del agua del grifo para promover su producto embotellado. En respuesta a estas crecientes presiones, PepsiCo ha lanzado ambiciosos programas de sostenibilidad, como su objetivo de ser "net water positive" para 2030, lo que significa que pretende reponer más agua de la que consume en las cuencas hidrográficas de alto riesgo. Sin embargo, estas iniciativas coexisten con un modelo de negocio que depende fundamentalmente del consumo masivo de agua y de la producción de envases de plástico, creando una tensión estructural entre sus promesas de sostenibilidad y la realidad de sus operaciones.

Otro caso controversial ocurrió a principios de la década de 2000 en la India. PepsiCo, junto con su principal competidor Coca-Cola, fue acusada de vender bebidas que contenían niveles peligrosamente altos de pesticidas, presuntamente procedentes del agua subterránea contaminada utilizada en sus plantas embotelladoras.

La polémica estalló en 2003, cuando el Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente (CSE), una organización no gubernamental con sede en Nueva Delhi, publicó un informe explosivo que afirmaba haber encontrado en las bebidas de PepsiCo y Coca-Cola residuos de pesticidas como lindano, DDT, malatión y clorpirifos en concentraciones que superaban con creces las normas de seguridad establecidas por la Unión Europea. El CSE alegó que la fuente de esta contaminación era el agua subterránea que las empresas extraían para su producción, la cual no era tratada adecuadamente para eliminar estos productos químicos agrícolas.

Las acusaciones provocaron una indignación pública generalizada y una rápida reacción. Las ventas de PepsiCo en la India se desplomaron y se organizaron protestas en todo el país. El Parlamento indio debatió acaloradamente el asunto, y varios estados impusieron prohibiciones temporales a la venta de los productos de la compañía en escuelas, hospitales y oficinas gubernamentales.

La respuesta de PepsiCo fue una negación categórica de las acusaciones. La empresa defendió enérgicamente la seguridad de sus productos, afirmando que cumplían con todas las normativas locales e internacionales. En un esfuerzo por contrarrestar el informe del CSE, PepsiCo lanzó una campaña de relaciones públicas, publicó anuncios en los principales periódicos y sostuvo que sus procesos de tratamiento del agua eran rigurosos. La compañía también argumentó que la falta de estándares específicos para pesticidas en bebidas gaseosas en la India en ese momento significaba que no estaban infringiendo ninguna ley.

La controversia se reavivó en 2006, cuando el CSE publicó un segundo informe que reiteraba sus hallazgos. Esta vez, la organización analizó muestras de las plantas embotelladoras de las compañías en diferentes partes del país, volviendo a encontrar un "cóctel" de pesticidas.

Ante la continua presión pública, el gobierno indio se vio obligado a actuar. Se formó un Comité Parlamentario Conjunto (JPC) para investigar las acusaciones. El informe de dicho comité, si bien no llegó a prohibir las bebidas, sí confirmó la presencia de pesticidas y criticó al gobierno por la ausencia de normas de seguridad adecuadas para las bebidas gaseosas.

Como consecuencia directa de este escándalo, el gobierno indio estableció nuevas y más estrictas regulaciones para el agua utilizada en la producción de bebidas carbonatadas, fijando límites máximos para los residuos de pesticidas.

Y, en 2019, PepsiCo se vio envuelta en una controversia que puso en manifiesto el choque entre los derechos de propiedad intelectual de las multinacionales y las prácticas agrícolas tradicionales. La filial india de la compañía demandó a varios pequeños agricultores del estado de Gujarat por una suma de aproximadamente $142.000 dólares cada uno, acusándolos de infringir su patente sobre la variedad de patata FC5, registrada por la empresa y utilizada específicamente para la fabricación de sus populares patatas fritas Lay's. PepsiCo argumentó que estos agricultores estaban cultivando y vendiendo ilegalmente su variedad patentada sin autorización.

Las demandas provocaron una inmediata reacción de grupos de agricultores, activistas y políticos en toda la India. Los defensores de los agricultores argumentaron que la acción legal de PepsiCo infringía la Ley de Protección de Variedades Vegetales y Derechos de los Agricultores (PPV&FR) de la India de 2001. Esta ley, única en su género, protege explícitamente el derecho de los agricultores a guardar, usar, sembrar, resembrar, intercambiar, compartir o vender sus productos agrícolas, incluidas las semillas de variedades protegidas, siempre que no las vendan como "semillas de marca". Los activistas acusaron a PepsiCo de utilizar tácticas de intimidación, como el envío de investigadores privados que se hacían pasar por compradores para grabar vídeos y tomar muestras en secreto.

Ante la creciente presión pública y la intervención del gobierno indio, PepsiCo retiró las demandas en mayo de 2019. Sin embargo, la historia no terminó ahí. Una destacada activista por los derechos de los agricultores, Kavitha Kuruganti, presentó una petición ante la autoridad de la PPV&FR para que se revocara la patente de PepsiCo sobre la patata FC5. En diciembre de 2021, la autoridad falló a favor de la activista, cancelando el certificado de protección de la variedad vegetal de PepsiCo. La decisión se basó en que la empresa había proporcionado información incorrecta en su solicitud de registro, marcando la variedad como "nueva" en lugar de "existente", y que la concesión de la patente no era de interés público. PepsiCo apeló esta revocación ante el Tribunal Superior de Delhi. Tras un revés inicial, en enero de 2024, una sala de división del tribunal anuló la orden de revocación y restauró los derechos de patente de PepsiCo sobre la variedad FC5. La sentencia final fue vista como un intento de equilibrar los derechos de los agricultores con la necesidad de incentivar la inversión privada en investigación y desarrollo agrícola. A pesar de la victoria legal final de PepsiCo, el caso se ha convertido en un referente en el debate global sobre la propiedad intelectual de las plantas, la biopiratería y el poder de las corporaciones frente a los pequeños agricultores.

Estas polémicas que mencionamos sobre PepsiCo ponen sobre la mesa varios debates en torno a temas ambientales, sociales, legales, empresariales y de salud pública. Algunos están a favor del desarrollo económico a cualquier costo y otros consideran que es necesario replantear el modelo económico actual y establecer regulaciones más severas para reducir el impacto ambiental y de salud ocasionado por las multinacionales. ¿Tú qué opinas?

Cursiosidades sobre Pepsi

Para finalizar, aquí te presentamos algunos datos curiosos que probablemente no conocías acerca de Pepsi:

  1. Aunque a nivel global Pepsi siempre ha estado por debajo de Coca-Cola en ventas, estos son los lugares donde se vende más Pepsi que Coca-Cola: la provincia de Quebec, Canadá; Rusia y Arabia Saudita. También, en Venezuela entre 1969 y 1996, Pepsi fue la marca líder, solo hasta que Coca-Cola cambió el embotellador local.

  2. Pepsi patrocinó a George Lucas para la reintroducción de La Guerra de las Galaxias al cine durante el verano de 1999. En total, 22 personajes de la serie fueron presentados como arte decorativo en las latas de Pepsi ese verano, motivando a los consumidores a coleccionarlas. Esto ayudo a aumentar enormemente la publicidad de la propia película.

  3. Durante la Gran Depresión, cuando Pepsi decidió ofrecer el doble de producto por el mismo precio, si bien sus ventas aumentaron, sucedió algo curioso, y es que comenzó a ser conocida como “la bebida de los pobres”. Muchas personas que compraban Pepsi por su bajo precio, pasaban la bebida a botellas de Coca-Cola porque se avergonzaban de la otra marca. Esto obligó a que la compañía eventualmente tuviera que realizar un gran trabajo de reposicionamiento para cambiar su estatus social.

  4. En 1984, en medio de las grabaciones de un comercial de Pepsi con Michael Jackson, las chispas de los efectos especiales quemaron el pelo del cantante, produciéndole quemaduras de segundo grado en el cuero cabelludo. La compañía llegó a un acuerdo extrajudicial de $1.5 millones de dólares que Jackson donó al Brotman Medical Center de California.

  5. En 1989PepsiCo se convirtió durante unos días en la sexta potencia militar naval más grande del mundo. Esto se debió a que la Unión Soviética, enfrentando una grave escasez de divisas, llegó a un particular acuerdo de trueque con Pepsi en 1972. Dicho acuerdo implicaba el intercambio de jarabe de Pepsi por Vodka Stolichnaya para su distribución en Estados Unidos. No obstante, el apetito soviético por la gaseosa superó con creces la demanda estadounidense de vodka, generando un desequilibrio comercial. Para saldar su deuda y renovar el contrato, el gobierno soviético propuso una solución inaudita: pagar con material militar. De esta manera, PepsiCo terminó siendo propietaria de una flota que incluía 17 submarinos de ataque, un crucero, una fragata y un destructor. Como PepsiCo no tenía interés en librar ningún enfrentamiento bélico, procedió a vender los navíos como chatarra a través de una empresa sueca por un valor total de $300 millones de dólares.

  6. En plena Guerra de las Colas, cuando Coca-Cola decidió cambiar su fórmula, Pepsi la superó en ventas durante un periodo de dos semanas. Pese a que fue un periodo de tiempo muy corto, evidencia el gran impacto que logró Pepsi con sus ingeniosas campañas de marketing. Es la única empresa que ha hecho temblar a Coca-Cola.

  7. PepsiCo rebautizó su bebida principal como "Pecsi" en Argentina en el año 2009. Esto debido a que el acento argentino hizo que la gente lo pronunciara "Pecsi" y no "Pepsi". Esta particular acción se tradujo en mayores ventas en el mercado sudamericano. Luego, utilizando su marca alterada, también relanzó el producto en México en 2011.

Conclusión: Pepsi, el mayor rival de Coca-Cola

Así concluimos la fascinante historia de Pepsi, una compañía innovadora que, con mucha estrategia e ingenio, se ha abierto paso en el competido mercado de las bebidas carbonatadas, ganándose el reconocimiento como la mejor empresa retadora de la historia. Una compañía que ha sabido reinventarse en sus momentos de mayor crisis, manteniéndose vigente luego de más de un siglo de existencia y ocupando un lugar destacado entre las empresas más grandes y poderosas del mundo. Una compañía que, con sus luces y sombras, se ha consolidado como un icono de la cultura popular y que ahora enfrenta grandes retos en el plano social, ambiental y legal para garantizar su supervivencia en un futuro que demanda empresas más conscientes y sostenibles. ¿Crees que podrá superar estos retos?

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